Niños de  La Ciénaga quieren computadoras y bicicletas

<STRONG>Niños de  La Ciénaga quieren computadoras y bicicletas</STRONG>

Yo me porté bien, fui siempre a la escuela y me comí toda la comida, por eso le pedí a los Reyes Magos una computadora de verdad para jugar Mario Bros”, exclamó Enyer, un niño de 7 años de edad que vive en La Ciénaga, Distrito Nacional.

Con su carita muy seria espera sentado frente a  la acera de su casa  su turno para batear en el juego de vitilla  que él y sus demás amiguitos improvisan para divertirse mientras esperan la hora de comer.

Los más grandes que lo acompañan en el tradicional juego se ríen al escuchar su petición y él responde: “Yo soy grande e inteligente y sé jugar muchísimas cintas (videojuegos) en la computadora”.

Asimismo, Luis Ángel Miranda, de 12 años de edad, quien cursa el quinto grado, espera para hoy una bicicleta. “Tengo buenas notas en la escuela, hago los mandados cuando me mandan, no peleo con mis hermanos y sé que mis padres le darán el dinero a los Reyes para que lleguen con mi bicicleta”, afirmó con mucha seguridad.

La bicicleta es el anhelo de muchos niños residentes en el empobrecido sector La Ciénaga, ubicado en el Distrito Nacional, en la ribera del río Ozama.

Joel Miranda Suárez,  Darlin Alexander, de 8; Wancer Rivera de 11 y Alexander Suárez, de 14 años, todos quieren bicicleta, pero están conscientes de que será difícil conducir en las calles sin asfaltar y los callejones que se rebozan de agua, donde habitan.

 “Quizás las bicicletas no lleguen a nuestras casas, pero en caso de que los Reyes puedan regalárnosla o algún político, entonces vamos a un parque cercano a montarla”, dijo Luis Ángel.

Las niñas. Claudia Lebrón, de 9 años, quien aspira a ser médico, quiere una muñeca de las que hablan, “como las que salen en la televisión”; sin embargo, se conforma con cualquier juguete que le den, sea un pimpón, un juego de cocina o cualquier tipo de juguete.

Raulina Candelario, de 11 años; Jarolin de 2 y Suleny de 9, quieren una bicicleta.

Los padres. “Por aquí los Reyes no traen nada, ni el juguete más insignificante, ni el más caro, porque imagínese, si para comer la piña se pone agria mucho más para comprar juegos para los niños”, dijo Nathy Fernández.

Zoom

Precariedad

“Comerse dos libras de arroz con huevo al mediodía y no tener cena, o cenar y no contar con desayuno, eso no es vida”, explicó Isabel Altagracia mientras desgranaba unos guandules.

Burla

Otro señor se burlaba de los niños diciéndoles que Santa Claus se rompió una pierna.

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