Niños discapacitados aprenden música

Niños discapacitados aprenden música

POR MARIEN A. CAPITAN
Escuchar las notas de “La cucaracha ya no puede caminar”, esa tradicional canción infantil, se convierte en una experiencia inolvidable cuando los músicos que interpretan la melodía son niños con problemas de aprendizaje que encuentran en la música un nuevo motivo para sonreír.

Aunque antes era imposible que esto pudiera suceder, gracias al método “Dissimilis” cualquier niño con discapacidad psíquica o física puede aprender a tocar guitarra, piano, pandereta, flauta, tambora¼ todo gracias a un sistema alternativo de solfeo que está basado en una serie de colores y números.

Este sistema, que fue traído al país por dos cooperantes noruegas Thyra Kirknes y Kjerti Groetting, de la Liga de Jóvenes con Minusvalía de Noruega (FFOU), quienes se pusieron en contacto con la Fundación Dissimilis, que fue la que creó el programa.

Actualmente la Fundación Dissimilis (que significa diferente) está trabajando con la Asociación Dominicana de Rehabilitación y la Secretaría de Educación. Gracias a este esfuerzo, Lars Espen Rath y Ola Shaare han capacitado a un grupo de profesores de escuelas especiales y del Conservatorio Nacional.

La idea es que ellos sean multiplicadores del programa para lograr que éste pueda ampliar su cobertura. En estos momentos el programa funciona en Rehabilitación y en los cinco centros oficiales de educación especial: Santo Domingo, Cambita, La Vega, Dajabón y Puerto Plata.

Al hablar acerca del alcance del programa, Cecilia  Bergés, directora de Educación Especial de la Secretaría de Educación, explicó ayer que ya se han organizado dos seminarios en conjunto con Rehabilitación.

Respecto a los instrumentos musicales que son especialmente diseñados, Bergés apuntó que han sido donados por Dissimilis. El año pasado, subrayó, hicieron la primera donación y recientemente trajeron más instrumentos.

Por otro lado, Bergés apuntó que Educación aspira poder implementar este programa en las escuelas en las que hay estudiantes con problemas de conducta y que viven en áreas marginales. La idea es que aprendan un instrumento y refuercen su autoestima. Esto, por supuesto, se hará cuando haya recursos para ello.

Pasando a la experiencia de Rehabilitación, Manuela Serrata, coordinadora general de educación, indicó que han implementado este programa como una forma de reforzar los métodos de enseñanza que tienen.

“Para nosotros esto es sumamente importante porque podemos ver que nuestros alumnos pueden tocar, pueden hacer música y hasta crear su propia orquesta. Lo mejor de esto es la facilidad del sistema: no sólo lo puede tocar un niño con retardo mental leve sino hasta un niño con Síndrome de Down”, sostuvo Serrata.

Todo es posible gracias a las especiales partituras del sistema que están en un manual que fue preparado por Ola Skaare, director musical y de educación de la Dissimilis.

Tocando el tema de la expansión, Lars Rath indicó que se están poniendo en contacto con la primera dama, Margarita Cedeño de Fernández, para que les apoye en ese proyecto. Es que, asegura Rath, gracias a él los niños discapacitados logran integrarse mejor  a la sociedad.

La mejor prueba, dice, es el ejemplo de Cuba. En la vecina isla, asegura, el programa se desarrolla con tanto éxito que el 22 de abril del próximo año se realizará el Festival Dissimilis, donde tocarán los niños que han sido entrenados con el sistema. En este concierto se espera contar con la presencia del comandante Fidel Castro, la princesa Astrid y primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg. Entre los invitados del país estarán Alejandrina Germán, secretaria de Educación; y la primera dama, Margarita Cedeño de Fernández

¿Metas para el futuro? Rath indica que quieren montar dos estudios con este sistema: uno en el Conservatorio y otro en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Aunque es difícil saber si lo lograrán, lo cierto es que al ver a los niños tocando diversas canciones es evidente que vale la pena intentarlo. Ellos, aunque parezca increíble, han logrado lo nunca nadie había imaginado: superar sus limitaciones y, bajo la batuta de Skaare, Lars Espen Rath y un grupo de docentes locales, hacer de la nada una canción. Conscientes o no de lo que significa su música, ellos han encontrado en un instrumento la felicidad. Su sonrisa así lo evidenciaba.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas