El pasado 20 de julio celebramos la fiesta del Divino Niño Jesús, una bellísima devoción dedicada a los méritos de la tierna infancia de nuestro Salvador razón por la cual dedicamos estas líneas a la importancia de reforzar la oración de los niños.
Recordemos que en Fátima, fueron precisamente tres niños a quienes la Madre de Jesús y nuestra se manifestó exhortando a la conversión y oración por la paz del mundo. Gracias a la acogida de estos niños a la petición de la Virgen para hacer sacrificios y rezar el Rosario, la Virgen pudo salvar a Portugal de la Segunda Guerra Mundial.
Nos conviene también recordar a SanPío de Pietrelcina quien profetizó: “Los niños salvarán al mundo! Formen nidos de oración de niños!”
Es oportuno ahora más que nunca tomar consciencia del poder de los niños en el mundo del espíritu.
Es inmenso, porque estas inocentes almas están totalmente abiertas a la acción de la Gracia.
Sin embargo, es necesario que sean guiados hacia la Luz.
La mejor vía, por medio de Jesús y María.
Los niños se guían hacia Jesús con la Comunión y la Adoración Eucarística; y hacia la Virgen con la consagración a su Corazón Inmaculado y con el rezo del rosario.
Los niños que tienen a Jesús en el corazón y el rosario entre sus manos son los pequeños David que enfrentan al mal y lo destruyen.
Recordemos que David era apenas un niño cuando se enfrentó y ganó a Goliat, el gran guerrillero filisteo quien buscaba esclavizar al pueblo de Israel. El Papa Pablo VI habló así a los niños: “Si ustedes rezan, sin duda el Señor los escuchará. Su voz inocente posee una fuerza de atracción superior a aquélla de los adultos”.
San Juan Pablo II profetizó en la audiencia del 17 de agosto de 1994: “Tendremos Apóstoles entre los niños”. Unámonos a este común interés de propiciar la misericordia del Padre para atraer la paz del mundo con la intercesión de las inocentes almas de estos pequeños y a la vez grandes apóstoles del nuevo milenio y enseñemosles a orar y a acercarse a nuestro Padre bueno y Dios todopoderoso.
En estos tiempos de pandemia, cuando esta enfermedad ha arrebatado la vida de tantas personas y afectado en distintos órdenes (emocional, afectivo, económico etc) es más que oportuno el invitar a los niños a orar e interceder por este mundo tan necesitado de Dios.