Niños españoles van escuelas en verano para “comer bien”

Niños españoles van escuelas en verano para “comer bien”

SEVILLA, España. Andalucía. AFP. Mientras otros apuran las vacaciones, una veintena de escolares reciben orgullosos sus diplomas en una escuela de Sevilla, una de las decenas de escuelas abiertas este verano en España para garantizar que los niños comen bien pese a una crisis que disparó la pobreza. 

Sentados en un aula decorada con azulejos, niños y niñas de 6 a 14 años esperan impacientes a que Blanca García-Tapial, el alma de este proyecto en la barriada sevillana de Torreblanca, diga su nombre y les entregue la recompensa a dos meses de trabajo.

«En septiembre voy a entrar en secundaria y esto me ha ayudado mucho, sobre todo en lenguaje, he mejorado un poco con los verbos», reconoce José Manuel, de 12 años, vestido con la camiseta de un equipo de fútbol local. 

«Yo he aprendido a dividir, que antes no sabía», dice Yessina, una niña de 8 años con una larga cabellera rubia. 

Con juegos y carreras acaban de celebrar su particular «fiesta de fin de curso» en la última semana de agosto, cuando la mayoría de escolares se prepara para retomar las clases. Tras la entrega de diplomas, se quitan el maquillaje y los disfraces y se preparan para la actividad central, el almuerzo. En el menú: gazpacho, pescado, pan y flan. «Alguna familia nos ha contado que tiene verdadera necesidad de que su niño esté aquí para comer», explica García-Tapial. Pero «la gran mayoría no tiene problemas de hambre sino de mala alimentación», precisa.

En torno a una gran mesa, comen con buen apetito y cuando una de las educadoras pregunta quién quiere repetir se alza una multitud de dedos.   «La comida restante se suele distribuir entre los padres», explica Blanca.   Margarita Barco, de 45 años, viene a buscar a su hijo José Alberto y aprovecha para llevarse gazpacho para su familia. «En casa estamos todos parados, la cosa está muy mala y nos hace falta esta ayuda», afirma esta madre de tres chicos de 8, 18 y 20 años.   Su marido, guardia en un hotel, se quedó sin trabajo en 2009 y viven con una ayuda de 426 euros al mes. 

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