Las pandillas criminales que mantienen en zozobra al pueblo haitiano con secuestros y asesinatos, convirtiendo a esa nación en un caos, son un reflejo de los niños y adolescentes que no tienen un hogar y viven en las calles y avenidas limpiando zapatos y sin la oportunidad de ir a las escuelas.
En diez años este fenómeno podría reproducirse en la República Dominicana debido a la gran cantidad de menores de edad del vecino país que deambulan por el área monumental de Santiago, en Boca Chica y en las zonas turísticas del este y Puerto Plata.
“Esos cientos de niños haitianos en las calles, en diez años más, serán los futuros delincuentes que estarán como pandilleros aquí y la comunidad dominicana debe entender que este es un asunto serio”, advierte Wendy Osirus, (Manyala Alí), embajador de buena voluntad y esperanza por Haití.
“El tema de niños haitianos, el Estado dominicano lo debe tomar muy en serio, porque la ola de secuestros en Haití es por el abandono de esos menores. Hoy el Estado haitiano no tiene control porque los miembros de esas bandas son delincuentes peligrosos, peor que las pandillas de Suramérica. Los que están creciendo aquí en dominicana sin acompañamiento, también representarán un peligro luego, sino se le busca una salida rápida”, explicó.
A su juicio, Unicef y el organismo que vela por la niñez en Haití deben atender la situación que viven miles de niños por la falta de una política de Estado del gobierno haitiano.
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Considera que la migración haitiana es una situación espantosa, “es lo peor que ha podido pasar en la historia de América Latina, no solo en la República Dominicana, con quien Haití comparte frontera”.
Para él, gran parte del problema se atribuye a la debilidad del Estado haitiano para hacerle frente a esa problemática y a la poca solidaridad de la comunidad internacional para enfrentar una realidad de carácter humanitario.
El Estado dominicano y el haitiano, así como la comunidad internacional tienen un gran desafío para establecer con claridad el tema de la migración haitiana en el país, con mecanismos claros y prudentes.
“Se deben buscar mecanismos humanitarios para tratar el tema haitiano, porque si es pensando solo en las leyes no se podrá hacerle frente a esa situación”, explicó en entrevista vía telefónica.
Osirus entiende que el Gobierno haitiano debe orientar a sus ciudadanos, especialmente a los empresarios que vienen a invertir a la República Dominicana y a los estudiantes para prevenir un impasse con las autoridades migratorias.
Reconoció que, en ocasiones, por falta de asesoría, los estudiantes buscan visa de turista, pero terminan inscribiéndose en las universidades, pero luego cuando se le vence el documento enfrentan dificultades con las autoridades migratorias.
Dijo que esa situación puede cambiar a si el Ministerio de Relaciones Exteriores de su país interviene, donde cada ciudadano haitiano tenga presente la documentación necesaria para fines universitarios y evitar un caos como ha ocurrido en los últimos años.
RD tiene clara normativa
Osirus dice que el Estado dominicano tiene claro la normativa y la Ley General de Migración, que establece las categorías migratorias de visa de trabajo, de estudiante, turista, residencia temporal y permanente, carnet de trabajador temporero y carnet de residente fronterizo.
Sin embargo, dijo que los impasses que han ocurrido en el país obedecen a que hay funcionarios de Migración que cometen desliz por falta de conocimiento, pero aclaró que no es un asunto de Estado, sino de funcionarios que no aplican la ley correctamente.
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Osirus considera que sus compatriotas que cumplen con los requisitos legales en este país deberían contar con la protección correspondiente, ya sean empresarios, inversionistas o estudiantes universitarios.
Señaló que hay un compromiso del estado de ofrecer garantías y la protección a los derechos humanos universal.
Sostuvo que los estudiantes haitianos tienen inconvenientes porque deben esperar meses para renovar sus documentos, lo que conlleva que en ese espacio de tiempo son sujetos de detención y deportación por pandillas.
“Esa realidad es triste y todo eso por la falta de una política migratoria clara y bien definida, en donde el gobierno haitiano tiene la mayor culpa, porque son sus nacionales los que sufren con esa situación”, afirmó.