HATO MAYOR. Cientos de niños reciben clases en viejas enramadas en comunidades rurales y barrios de las cinco provincias de la región Este, a pesar de los avances tecnológicos y modernas estructuras conque cuenta el país.
Las enramadas techadas de zinc, madera y con pisos de tierra son comunes en zona Miches, El Valle y Angelina, de las provincias San Pedro de Macorís, Hato Mayor y El Seibo.
En la comunidad de Barrio Lindo, del distrito municipal de Angelina, en San Pedro de Macorís, existe una enramada donde los niños se mojan cuando llueve, y las clases se dan para toda la comunidad, porque no tiene paredes, mientras que la letrina se encuentra en muy malas condiciones.
Las autoridades del centro se niegan hablar con la prensa por temor a represalias y traslados forzosos.
En Arroyo Chiquito, sección San Rafael, a 20 kilómetros de El Valle, existe otra destartalada enramada, donde los niños realizan sus necesidades fisiológicas en matorrales, debido a las condiciones en que se encuentra el baño.