POR CARMEN MATOS
Ante la entrada del nuevo año, y a pesar de su corta edad, varios niños expresaron ayer sus deseos al país en el Año Nuevo en que además de señalar debilidades y problemas, aprovecharon para sugerir soluciones.
El combate a la delincuencia, la lucha contra las drogas y erradicación de la violencia intrafamiliar son los principales anhelos de niños de escasos recursos consultados en los barrios Gualey, Guachupita, Los Guandules y La Ciénega.
Mientras, la rebaja en los precios de los combustibles y mejora del suministro de energía eléctrica figuran entre las principales inquietudes de los muchachos de clase media y alta.
Ana Ureña, de 11 años, pidió que se mejoren los servicios de recogida de basura para que el país se vea cada vez más organizado, señaló.
La niña, que reside en el barrio Los Guandules, hizo una pausa de la jornada de juegos que sostenía con amiguitos en el parque Las Canquiñas de Gualey, para insistir en que las calles están muy contaminadas.
A su lado, Joel de la Cruz, de 13 años, le rebatía que lo mejor sería que en el país se elimine la delincuencia y propuso que la Policía se ponga fuerte contra los ladrones.
Para Miguel Angel Concepción, estudiante del octavo curso de primaria, la erradicación de ese flagelo depende de que hayan más policías en las calles, porque así los ladrones saben que los agarran, dijo.
Otro de los problemas que este grupo de niños espera que se corrija en el año 2008 es la venta y consumo de drogas, que como explicó Javier Tejada, de 13 años, no se pueden tomar porque son malas para la juventud y también causan muerte, sentenció.
A unos kilómetros del lugar donde estos niños se distraían, Dalvi Encarnación añoraba la rebaja en los precios de las verduras y frutos menores para que la gente no se queje tanto.
El particular reclamo de este pequeño, responde a que pese a sus escasos 12 años de edad, se dedica a la venta de productos agrícolas en un puesto que tiene la familia en el Mercado Los Guandules, de la avenida Francisco del Rosario Sánchez.
En tanto que un grupo de niños que cargaba agua con ayuda de una bomba ladrona en Guachupita coincidió en que para el año 2008 no quieren que haya más tiroteos.
Yanilka Pozo, de 8 años, confesó que incluso el 24 de diciembre pasaron un gran susto porque alguien se pasó la noche haciendo tiros.
Haciendo un giro hacia la parte céntrica del Distrito Nacional, otros niños señalaban sus inquietudes próximo al fin de año, mientras compartían con sus padres de una mañana de compras en Plaza Central.
Ese era el caso Gabriela Susana, estudiante del cuarto curso, quien señaló los apagones como problemas graves, aunque para admitirlo tuvo que ser ayudada por su madre porque en casa hay un inversor.
Los precios de los combustibles se convirtieron en la principal queja de Angel Corporán, de 14 años, quien dijo que se siente afectado porque ya sus padres no lo llevan a todos lados y el pasaje está más caro.
A esto añadió los altos precios de los artículos importados, como los cereales que dijo ya no me compran tanto porque vienen caros.
Con distintiva madurez se expresó José Carrasco, estudiante del octavo curso, quien adujo que las tres cosas que deben desaparecer en el país son las balas perdidas, el abuso intrafamiliar y el uso de fuegos artificiales por niños.