Nintendo ‘prendió’ el Switch y su leyenda renace

Nintendo ‘prendió’ el Switch y su leyenda  renace

En el último piso del edificio de Nintendo en Kioto, Japón, en abril, Tatsumi Kimishima, presidente de Nintendo, toma asiento en una sala de conferencias, junto a un traductor. Kimishima da un lacónico resumen de la situación de la compañía. El último año y medio ha sido intenso: al borde del precipicio de la irrelevancia, Nintendo recuperó su posición en la cima de la industria mundial de los videojuegos. Kimishima condensa el drama triunfal con autocontrol monacal: «Ciertamente, estamos complacidos».
En marzo de 2017, la compañía lanzó la consola Nintendo Switch en medio del escepticismo. La gente dudaba que el equipo, que se puede utilizar como un dispositivo portátil o conectado a un televisor, tuviera éxito. Había pasado más de una década desde aquel último éxito de hardware de Nintendo, la Wii, y el mundo del entretenimiento en casa había sufrido una revolución. Los teléfonos inteligentes, según algunos analistas, eran el futuro de los videojuegos, no esos dispositivos meticulosamente fabricados de 300 dólares con controles sensibles al movimiento.

Pero desde el principio, los jugadores adoraron la originalidad, versatilidad y diseño de Switch. Este abril, Nintendo anunció que en el año fiscal anterior vendió más de 15 millones de unidades y más de 63 millones de juegos. Una alineación de clásicos reinventados impulsó el frenesí. The Legend of Zelda: Breath of the Wild vendió más de ocho millones de copias y fue nombrado Juego del Año por la Academy of Interactive Arts & Sciences. Las nuevas versiones de Mario Kart, Super Mario y Splatoon tuvieron un desempeño similar. Los ingresos de Nintendo se habían más que duplicado con respecto al año anterior, a 9 mil 500 millones de dólares, y el precio de sus acciones se disparó 81 por ciento.

Ante esa reconquistada popularidad, los vendedores de productos para niños se apresuran a licenciar sus personajes y cerrar acuerdos comerciales. Nintendo está trabajando con Illumination Entertainment, el estudio detrás de Minions y Despicable Me, para hacer una película de Mario. Y se asoció con Universal Studios para crear parques de atracciones basados en personajes de Nintendo, el primero se abrirá en Osaka a tiempo para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

En septiembre, la compañía lanzará un servicio en línea para los usuarios de Switch y ya cocina algunos juegos esperados. El recelo de los inversionistas de que sean un éxito ha hecho que las acciones bajen, pero Nintendo proyecta que este año fiscal venderá más de 20 millones de consolas y 100 millones de juegos. «Tenemos que pensar cómo planear nuestros lanzamientos para atraer el interés de nuestras audiencias en todo el mundo», dijo Kimishima. En unos meses trazaría la estrategia para su salida, preparando a quien lo sustituya como presidente.
Nintendo cumplirá 130 años en 2019. Una vez más, el mundo se pregunta cómo una compañía dada periódicamente por muerta se sigue revitalizando. Pero ese vaivén no es nuevo para Nintendo. Durante mucho tiempo ha alternado entre periodos de auge y de ocaso. Lo que permanece constante es la cultura sobria y celosamente protegida de la compañía, el sistema en la raíz de su inusual habilidad para adaptarse, con cierta regularidad, a la cambiante noción de juego de la humanidad. La mayoría de los desarrolladores de hardware y juegos de Nintendo trabajan en las oficinas de investigación y desarrollo. La compañía protege tanto a esos artífices, manteniéndolos fuera de la vista de los visitantes.

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