Niño hiperactivo = adulto inestable

<p>Niño hiperactivo = adulto inestable</p>

JOSÉ A. SILIÉ RUIZ
Con la llegada al país de muy bien entrenados neurólogos/as, psiquiatras y psicólogos dedicados especialmente a los niños, el diagnóstico y manejo del niño hiperactivo ha mejorado notablemente. El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un síndrome neurológico frecuente, caracterizado por hiperactividad, impulsividad e inatención, inadecuadas para el grado de desarrollo del niño. Es el problema de comportamiento más común en la infancia; constituye la enfermedad crónica mas frecuente del período escolar y representa un problema complejo, debido a que aparece en edades tempranas, repercute en la vida diaria del niño y existe la gran probabilidad de que persista a lo largo de la vida.

Como toda entidad médica en estudio, son numerosas las teorías planteadas para explicarlo, pues desconocemos a ciencia cierta sus causas. Los estudios de genética, han aportado información sobre la importancia que desempañan los genes en su producción. Fue en el 1902, que el pediatra inglés doctor George Frederick Still, publicó una serie de niños que cursaban con falta de atención y trastornos conductuales secundarios, el lo llamó en la ocasión un “defecto mórbido de control moral”. En esa oportunidad enfatizó que estos niños tenían: conducta desafiante, desobediencia, agresividad, crueldad, actitud rencorosa, falta de honestidad y tendencia a tener accidentes. Es partir de los años cuarenta, que se empieza asociar a daño cerebral mínimo, como se le llamó en la ocasión; pero es en los años ochenta, que en el DSM IV se acuña el término de Déficit de Atención con Hiperactividad.

Lo que deseamos es, que quede muy claro en este “conversatorio”, el hecho bueno de que la mayoría de los niños son activos y en cierta medida desatentos (todos prefieren el jugar) en el inicio de la escolaridad; pero con paciencia y mucho amor se les enseña. Ese niño aunque muy activo, que se integra, pone atención y obedece, no tiene este síndrome. Si vemos la definición de inicio, se necesitan tres elementos, principalmente dos: la impulsividad y la inatención, con una evaluación neurológica por demás normal, eliminando desde trastornos tiroideos hasta daños en territorios cerebral frontal y temporal principalmente.  Los factores familiares, no son los productores del TDAH, pero sí se acepta que mantienen e incluso amplifican los síntomas. Padres demasiado estrictos y en el otro extremo muy permisivos (como las abuelas), son elementos que si los unimos a padres con adicción, con trastornos de personalidad, que en sus normas familiares carecen de la capacidad de interiorización de reglas sociales de convivencia; estas alteraciones de disfunción familiar, se ha comprobado que empeoran y fomentan esta conducta hiperactiva en los niños.

Este síndrome neurológico, afecta del 3 al 5% de la población infantil, por lo que se hace de vital importancia, hacer el diagnóstico correcto, que se hará en base a testigos válidos, los familiares, los profesores, los vecinos, etc. La aplicación de test de diagnósticos que cada vez se hacen más específicos para este síndrome, es de gran ayuda. La participación del neurólogo en estos casos es para evaluar si hay daño cerebral o determinar si coinciden otras entidades médicas como epilepsia, trastorno desafiante ocupacional, ansiedad, dislexia o el Síndrome de Gilles de la Tourette; este último presenta tic incontrolables acompañados de palabras obscenas.

Se ha comprobado que el inadecuado manejo de estos niños tempranamente, provoca mayor índice de deserción escolar, conductas violentas en la adolescencia y la adultez, mayor caída en la drogadicción, mayor índice de separaciones maritales, deserción en los trabajos, e inestabilidad social. Solo con estos ejemplos tenemos para entender la importancia de valorar adecuadamente a ese niño preferiblemente antes del tercer año. Veamos un personaje, que ha asistido a 5 o más colegios, siempre tiene una bronca con los hermanos, con los vecinos o los compañeros de colegio; no puede estar dos minutos tranquilo, no avanza en su escolaridad (siempre con malas notas), no logra integrarse a ningún grupo relacionado con su edad, no obedece a nadie, y siempre viene a casa con una observación en la nota de conducta. Ese pobre niño/a sí es un candidato a ser evaluado por este síndrome de hiperactividad con inatención.

El tratamiento farmacológico es fundamental (nunca usar sedantes), unido a la psicoterapia junto al resto de la unidad familiar. Es preferible un manejo temprano del pequeño/a, para evitarnos en la vida adulta tener un personaje “atípico”, con la incapacidad de manejar su inteligencia emocional; donde los divorcios abundan (su pareja no lo entiende), la renuncia de sus trabajos es lo común (no lo comprenden), incapacidad de mantener relaciones estables, ofende con frecuencia a los demás, no concluye ningún proyecto personal, no acepta criticas a sus acciones, incapaz de una dialéctica, con muy poca sensibilidad social, con una conducta egoísta casi infantil, el diálogo con el/ella es misión imposible, y las adicciones a alcohol y drogas abundan, son algunas de sus características. Si le sirve el saco, usted necesita ayuda urgente.

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