Números contra Números

<p>Números contra Números</p>

MANUEL A. FERMÍN
La Argentina, país inconmensurablemente rico, anduvo prácticamente en harapos. Millones de ciudadanos deambulaban en las calles con los ayes de haber perdido todos sus ahorros; otros, escarbando zafacones y asaltando supermercados. Para que sucediera esto, más de un 70% de la población percibía y sentía que la economía caminaba mal. La crisis dejó 30 muertos y cientos de heridos, así como 65% de la gente sumida en la pobreza.

En la República Dominicana el 72% de la población (Gallup-Hoy) entiende que la economía está muy mal, pero no se dan las manifestaciones de desorden, extraño eso, que alteraron el curso de la Argentina cuando este país colapsó. ¿La oportunidad de la violencia ha pasado? La encuesta Gallup-Hoy es irrefutablemente correcta, digna de elogios por la seriedad y la calidad de sus cifras, pero en la fecha que se hizo, en plena efervescencia de las críticas a la reforma fiscal, ayudó que la población respondiera al sondeo con el corazón y no con el cerebro, tampoco con el estómago como agregan algunos estudiosos. El corazón registra la emoción del momento, muchas veces sin serenidad y caminando por ahí, desorientado, como barco sin brújula, a ciegas. Y afirmo esto porque la encuesta CLAVE-CIES (25-30 de Octubre, 2006), nos reveló que Leonel Fernández era el político mejor valorado, desde luego no se hablaba de impuestos. El país tiene una oferta agroalimentaria como nunca antes: 135 millones de huevos por mes (90 millones en 2004); 14.5 millones de pollos de 4 lbs. promedio (9.5 en 2004); 114 lbs. de arroz per cápita por año (111 en 2004); 80 mil cerdos terminados por mes (35 mil en 2004); plátanos, guineos, leche, etc. con cifras superiores al 2004; esto nos dice que los dominicanos comemos más. Hasta ahora el negocio ha ido bien para los agricultores, por tanto, descarto «el estómago».

En el período 1986-90, en una de sus habituales ruedas de prensa, el doctor Balaguer respondió a una información dada por el representante de la FAO -organismo que no maneja datos de pobreza sino de ingesta- quien declaró que un 64% de la población era pobre en extremo, y el Presidente dijo que «si los números eran tal, el país debería estar lleno de socorristas de la ONU asistiendo a los hambrientos». El «diplomático» enmudeció y pidió excusas. La lógica de la realidad se hizo evidente.

También se alega que «no hay cuartos en la calle» -ni en New York dicen los dominicanos que hay dinero en las calles-, pero gente comprometida con el pasado reciente contrapone esta «calamidad nacional» de ahora con la que vivimos hace tres años: 1.5 millones más pobres, 600 mil desempleados, cientos de comercios quebrados, sistema eléctrico y el gas propano un fiasco, la deuda creció como espuma, se paró el progreso; el oro se hizo arena, y estábamos mejor!. Lo de hoy es ilusionismo económico.

El pueblo dominicano que reacciona ante cada revés o cambio con inescrutables formas, a veces le impresiona más un culto discurso demagógico que una filípica contra la corrupción; o distingue a quien se haga de una personalidad sobre la base de su dinero (no importa como la procedencia) y no a quien la ha ganado con su buena conducta.

Ojalá el pueblo bajo una sana influencia exija que podamos achicar los gastos del Gobierno que generan déficits fiscales (no cubiertos con deuda externa como antes), pero que sea el Estado con todas sus estructuras para no dejarlo elefantiásico sino musculoso. Además, seáis más serios en los reclamos, porque ordenar el caos es mucho, brindarnos la prosperidad en tiempo tan breve sería propio de la Providencia Divina, que es más, y mucho más, eliminar la pobreza, educarnos a todos y llevarnos al paraíso como si el presidente de la República fuera, metafóricamente hablando, el Embajador de Dios.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas