No a una nueva división del país

No a una nueva división del país

Sería una aberración vergonzosa que los acuerdos políticos asumidos para validar la reelección presidencial incluyan nuevas divisiones del territorio nacional para hacerle espacio a nueva burocracia congresual y municipal. La posibilidad de abusar del poder para volver a atomizar el territorio del país anda de boca en boca entre compromisarios de los pactos concertados entre el PLD, el PRD y el PRSC, y como conocemos el desparpajo conque se ha actuado antes con fines similares, le estamos saliendo al paso a esa posibilidad.

Las divisiones territoriales acometidas en el pasado han estado basadas en apetitos de los partidos para colocar militancia en cargos electivos. De esa manera hemos llegado a tener 31 provincias y un Distrito Nacional, así como un número de municipios y distritos municipales que han sido creados sin justificación basada en condiciones sociales, demográficas y económicas. Reincidir en esta práctica sería una tremenda aberración.

Todo esto, en adición al atentado contra la democracia interna de los partidos comprometidos en los acuerdos, que consiste en desconocer el derecho a postulación que tienen muchos dirigentes medios y de base, con condiciones de liderazgo en sus comunidades. Estamos adelantándonos a una posibilidad que debe ser descartada de entre los compromisos por la reelección.

SOLIDARIOS CON EL PUEBLO DE MOCA

Cuando parecía que la provincia Espaillat ya había sufrido demasiado por una ola de crímenes motorizados por la delincuencia organizada, un machista endemoniado suma nuevas víctimas al disparar sin piedad contra tres mujeres indefensas, miembros de una misma familia. Nos declaramos escandalizados y solidarios con el laborioso pueblo mocano, que ha tenido que ser testigo y escenario de acontecimientos tan dolorosos.

Con la muerte de Andreína, María y Vanessa Espinal a manos del comerciante Rafael Sosa, engrosa el fardo de argumentos que permiten afirmar sin temor a yerro, que esta sociedad ha fracasado en la tarea de educar para la preservación y respeto de la vida y para que las más agudas diferencias entre hombre y mujer se diriman sin recurrir a la agresión.

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