No basta rezar

No basta rezar

Bonaparte Gautreaux Piñeyro

No, nooo, no basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz… Ese verso de una de las canciones del excelente grupo venezolano de música de protesta “Los Guraguaos” tiene vigencia permanente por eso hay que recordarlo y aplicarlo a nuestra situación política actual.
La cautela del gobierno, el fogaraté regado en los asientos y en los micrófonos y cámaras de los programas de las bocinas que defienden lo indefendible, en los escritos de los plumíferos pagados, de una y otra forma, por la administración, es la mejor demostración del éxito de la marcha de los ciudadanos indignados que participamos en el desfile contra la impunidad.
Gente que sabe lo que dice afirma que las imágenes, que transmitían los drones que sobrevolaron la manifestación del domingo último, mostraron una mayor cantidad de gente que las que reunió el inolvidable líder José Francisco Peña Gómez en el puente de la Padre Castellanos. Eso es mucho decir.
Hay que advertir, para los descuidados, que esa marcha estuvo integrada básicamente por gente que no depende del gobierno, que no cobra sueldos ni coimas ni prebendas gubernamentales, gente que realmente está indignada y harta de tanta vagabundería, de tanto robo, de tanto pillaje de tanto usar la República como una piñata.
Ahora se inventan que la Odebretch pagará una suma igual al doble de los sobornos que supuestamente pagó la empresa brasileña para obtener contratas de obras públicas.
Como parte de ese allante, el Ministerio Público dice que los brasileños propusieron pagar esos millones, pero no he visto a cambio de qué: ¿impunidad para quienes sobrevaluaron las obras, impunidad para quienes gestionaron de manera dolosa el otorgamiento de las obras, impunidad para quienes aceptaron los sobornos, impunidad para el lavado de activos que ronda esas operaciones dolosas?
No se explica nada y nos dan ese caramelo envenenado y nadie pregunta, nadie cuestiona, nadie pone en dudas, de repente, como si hubiera tomado una pócima de la verdad que cambia el rumbo de la injusticia, de ahora en adelante, todo se hará como Dios manda, la Constitución establece y la ley regula. ¡Ajá! ¿y somos tan ingenuos? ¿Dónde venden “desimpunidad”, dónde venden reciedumbre moral? ¿Quién encontró esa farmacia?
Cada día que pasa nos venden una nueva versión, nos cambian el caramelo, pero la situación sigue igual: no hay confianza en los procedimientos y en la firmeza de autoridades judiciales y del gobierno, no la hay.
Frente a tanto engaño, a tal falta de diligencia hay que recrudecer la lucha. Hay que demostrarle a la inJusticia, al desGobierno, que tienen que cambiar el rumbo, que no olviden que tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe y que la soga está lullida y en cualquier momento se puede partir.

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