No debería tropezarse dos veces en la misma piedra

No debería tropezarse dos veces en la misma piedra

Hace unos meses, se anunció una variación en el precio de los peajes de las carreteras que comunican a Santo Domingo con el Norte, con el Sur y con el Este.
El rechazo no fue menor al que se registra ahora por el mismo motivo.
En aquella oportunidad, los trabajos en la Autopista de las Américas no estaban terminados, y se dejó para cuando concluyeran.
No han concluido todavía, porque el cruce con el ITLA no se tomó en cuenta, y pervive un semáforo a vencer con otro lomo de dromedario.
¿Porqué, de nuevo se produce la misma protesta y porqué de nuevo se produce el mismo gesto de los transportistas?
¿Quiénes, predominantemente viven en Boca Chica y sus vecindades; en Pedro Brand, Villa Altagracia y sus proximidades; en Haina y San Cristóbal y hasta en Baní?.
¿Dónde trabajan esas personas? Por ahí´ debió comenzarse.
¿Que pasó a partir de 1961 con el desarrollo industrial inducido en esas comunidades?
El Ingenio Boca Chica no existe; el Catarey y la fábrica de Papel tampoco; la Industria Nacional del Vidrio, la Licorera La Altagracia, la Fábrica de Armas, los Astilleros Gibbs (dominicanos después) el Ingenio Río Haina fueron privatizados de la manera más vil, mediante termitas humanas que se comieron sus maquinarias y sus mercados, sus procesos productivos y sus instalaciones, pero no su personal.
¿Adónde han ido a parar esas miles de personas y sus descendientes en ya casi 60 años?
¡Fácil!, ¿Verdad? A Santo Domingo y sus vecindades Momón.
Boca Chica y Andrés; Haina y San Cristóbal; Pedro Brand y Villa Altagracia, así como los bordes de las vías que conducen a esas comunidades son ciudades satélites de la gran ciudad de Santo Domingo, que concurren con sus poblaciones al gran mercado capitaleño todos las madrugadas y retornan al caer la tarde a sus precarios dormitorios.
Predominantemente.
¿Es necesario hacer más precario de lo que es ese vivir cotidiano? Soluciones que pueden obviar el conflicto creado serían:
A) Eliminar la estación de cobros de peajes en la Av. de las Américas, y sustituirla por tres, de dominio en la vía de salida desde Santo Domingo cada una y además de acero, desarmables.
La primera, a operar a la entrada del Aeropuerto con la tarifa que corresponda, superior por demás a 150 pesos, así como el establecimiento de servicios de autobús desde allí a la ciudad para los empleados y viajeros con menores recursos, solucion tan obvia como inabordable por el veto amenazante del Sindicato de Choferes acantonado allí desde que con acierto notable se colocó esa terminal en Cabo Caucedo.
La segunda, a colocar a la entrada del Puerto Multimodal para los que se resistan a emplear la costosa Circunvalación que se construye, y en la cual es perentorio colocar los peajes correspondientes antes de que se creen novedosos intereses.
La tercera, después de Boca Chica, para los que siguen a San Pedro de Macorís y las instalaciones turísticas precedentes.
B) Eliminar la estación de cobros colocada antes de Haina y establecerla después de San Cristóbal.
C) Eliminar, por último, la estación de cobros del Km. 25 de la Carretera Duarte, y establecer una, única, hasta Santiago, en las proximidades de La Cumbre.
En todos los casos, con tarifas que tengan en cuenta el costo real de ese tributo, que es próximo a 150 pesos si era de 30 hace casi una década.
Los ingresos netos de esa adecuación, necesaria, superarán lo presupuestado en la proposición reciente, el flujo de vehículos será mejor, y pagarán los que deben pagar, no los que se mueven desde las poblaciones próximas a los centros de trabajo.

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