No dejar solo al Congreso

No dejar solo al Congreso

SULLY SANEAUX
En 1971, después de una de las periódicas batallas entre Israel y sus vecinos, consecuencia de la fulminante Guerra de los Seis Días, que resultó victoriosa para Israel frente a sus adversario árabes, particularmente Egipto, el gobierno de ese país, en medio de una profunda crisis interna, puso fin a su Tratado de Amistad y Cooperación con la Unión Soviética, que incluía, entre otras cosas, asesoramiento y equipamiento militar, pero también la construcción en Assuán, de la entonces mayor represa del mundo.

Recuerdo que uno de mis compañeros, indignado por esa decisión, exclamó, «lo que tienen que hacer los soviéticos, antes de irse, es volar la represa y tirar un par de cohetes para Israel».

Esto lo traigo a colación porque aparentemente, el saliente presidente de la República, señor Hipólito Mejía, con una serie de propuestas que ha estado haciendo o sugiriendo a sus seguidores en el Congreso, como la de exonerar vehículos (no bicicletas o motores, sino esta vez vehículos) a todo el personal del Estado, procura hacerle la situación lo más complicada posible al nuevo gobierno que comienza el día 16 de agosto. Pero ¿al nuevo gobierno solamente?

Realmente, opera en ese señor y su grupo, el deseo de hacerle la vida más insoportable a los millones de dominicanos y dominicanas que en mayo pasado rechazaron con altura y civismo la continuación del proyecto de desorden e ineficiencia instaurado hace cuatro años y de paso, como de todas maneras se largan, hacerle también la vida igual de difícil a todas las personas de este pobre país.

Intenta ese grupo ahora, en una estocada final, de distorsionar las razonables propuestas que con el fin de ayudar a sacar al país del atolladero en que le dejan, están haciendo diferentes sectores. En ese sentido, es muy importante la medida en que el Congreso se involucre con las soluciones y no con quienes promueven propuestas, por mezquinos intereses grupales/personales, conducentes a empeorar las cosas.

Recientemente se creó en los Estados Unidos, por parte de una organización de familiares de personas víctimas de los atentados terroristas del 11 de septiembre, un grupo de observación y vigilancia sobre el Congreso y el Senado, para publicitar a aquellos miembros del cuerpo legislativo, cuyos votos vayan en contra de las medidas propuestas por la Comisión del 11 de Septiembre, para mejorar las condiciones de seguridad y evitar la repetición de hechos como los de ese trágico día.

Es una idea excelente, porque muchos congresistas y senadores, particularmente en nuestros países, solamente dialogan con el público en período electoral y votan muchas veces sin tener el mayor respeto por sus electores. La creación de un mecanismo similar en nuestro país, contribuiría a hacer más transparente el trabajo congresual, a incrementar la calidad del trabajo de los congresistas y a asociarles más con los constituyentes.

Hay diarios, como el NY Times (y no es el único) que hace pública la votación de cada diputado(a) o senador(a) sobre temas de alto interés nacional. Así, al momento de elecciones, los ciudadanos saben a que atenerse en cuanto al récord legislativo de tal o cual legislador(a).

Como se supone que el trabajo del Congreso es de establecer un saludable equilibrio con los otros poderes, particularmente el poder ejecutivo, es importante educar a los congresistas en el sentido de que no son electos para representar los intereses de un partido y mucho menos de un grupo dentro de un partido, sino para participar en las soluciones que involucran el bienestar nacional.

Como no deja de existir cierta tentación en algunas parcelas congresuales de seguir la línea «después de mí, el caos» que profesan el PPH y su hasta ahora jefe, deben saber también que la opinión pública, a través de sus variados instrumentos, que incluye a la prensa responsable, están observando su comportamiento. También deben saber que para las elecciones del 2006, ese comportamiento, favorable o no al interés nacional, será tomado en cuenta.

El PPH y su nefanda herencia serán dentro de poco algo que la sociedad dominicana intentará olvidar, inmersa en su decisión de sobreponerse a ese lamentable accidente histórico. El futuro del país pertenece a quienes contribuyan a la rehabilitación nacional y al progreso y eso nada tendrá que ver con grupos para quienes el uso del poder equivale a depredación.

Para los miembros del Congreso no se tratará de sumisión al poder ejecutivo y mucho menos de supeditarse a quienes tanto daño han hecho y persisten en ello, sino de participación en esa gran tarea de recuperación que debe involucrar a cada miembro consciente de la sociedad sean o no, parte de las estructuras del poder, pero con mucha más razón a quienes desde el Congreso, se supone representan los intereses de todos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas