No dejemos que el mal prospere

No dejemos que el mal prospere

Monserrat Bogaert - Externa

Dalila habló así a Sansón: Dime, por tu vida: ¿En qué consiste tu grandísima fuerza? Jueces 16 :6

La maldad está encubierta, y se nos hace difícil darnos cuenta de aquellos que atentan contra nosotros. Ésta se viste y se nos presenta hermosa, dispuesta a engañarnos como hizo la serpiente con Eva.

Así que no podemos descuidarnos, porque la maldad está dispuesta a lo que sea y no tiene misericordia, pues su objetivo es destruirnos. Se valdrá de todo con el fin de lograr su propósito.

Por eso es tan importante que tengamos una relación íntima con Dios, para que nuestros sentidos espirituales estén abiertos y no dejemos que el mal prospere. Podemos desenmascararlo a tiempo para deshabilitar sus planes y dejarlos sin efecto. Porque una distracción puede costarnos la vida. Sin embargo, podemos evitarlo, para que no nos suceda como a Sansón, el cual creyó en Dalila y perdió la unción.

Él era un hombre escogido por Dios para matar filisteos, pero se dejó engañar tan fácilmente por una mujer, quien lo sedujo con sus encantos. Abramos nuestros ojos, y siempre preguntemos al Señor que nos muestre las verdaderas intenciones de los que están cerca de nosotros. Si es una Dalila, antes de que active su plan ya nosotros estaremos esperando, con toda la autoridad y el poder en Cristo Jesús, para desenmascararla.

Más leídas