No dejen de estudiar  las escuelas

No dejen de estudiar  las escuelas

Un aspecto que ha incidido negativamente en la recuperación posterior al sismo en la vecina República de Haití, ha sido el hecho de que edificaciones institucionales y de servicios de salud fueron seriamente afectadas, algunas de ellas hasta el colapso total, lo que indudablemente  ha mermado la influencia de las autoridades sobre sus nacionales y obviamente, disminuido la capacidad de respuesta institucional frente a la catástrofe.

Este evento ha proporcionado información valiosa que de ser bien aprovechada, puede contribuir a prepararnos para evitar una gran catástrofe en el futuro.  Una de las primeras lecturas que nos dejaría el cataclismo, sería la necesidad de evaluar la respuesta estructural de cada una de las edificaciones que por su función  están destinadas al uso  por una gran cantidad de personas o  a alojar las autoridades civiles y militares debidamente constituidas, proporcionar servicios de salud, Cuerpos de Bomberos, Cruz Roja, etcétera;  en fin todas aquellas instituciones que en caso de catástrofe se necesitan en plena capacidad de funcionamiento.

Por otra parte, tomando en consideración la relativamente baja intensidad del referido sismo en nuestro territorio (3.4 @ 4.0 grados R.) llama  la atención y mueve a preocupación, las declaraciones del ministro de Educación, informando que unas 111 escuelas del parque  dominicano resultaron averiadas por el evento telúrico. 

Asociando esas declaraciones con la situación creada en esos establecimientos de educación producto del sismo de intensidad 6.5 R que asoló Puerto Plata en el  2003, se debe concluir en que realmente existe un problema grave con las edificaciones escolares, que no necesariamente es producto de falta de supervisión o por baja calidad de la construcción (naturalmente  estos factores inciden en el comportamiento final ) sino que es producto de una discrepancia entre el  modelo estructural que se adopta en esas edificaciones  y detalles constructivos, aparentemente inocuos que modifican el mismo, creando condiciones no previstas en el diseño . 

Las lesiones tipificadas en las escuelas de Puerto Plata  producto del evento del 2003, se correspondían con el  llamado “efecto de columnas cortas”, efecto este que se produce cuando las columnas están lateralmente confinadas hasta cierta altura por elementos no estructurales  (paredes de mamposterías) ocasionando un reducción de  su longitud efectiva y como consecuencia la relación fuerza cortante a momento aplicado aumenta significativamente.

Es bien sabido que una mayor rigidez lateral de una columna implica una mayor resistencia a la deformación; por tanto, mientras mayor es la rigidez, mayor será la fuerza necesaria para deformarla. Si una columna corta no está diseñada adecuadamente para resistir esta fuerza, va a sufrir serios daños durante el sismo, produciéndose una falla de corte frágil debido al reducido nivel de deformación en el que se alcanza la resistencia y por la baja capacidad de deformación inelástica.

Reiteramos que el gran problema reside en que en el diseño original estas columnas no se consideraron cortas y en consecuencia, la flexibilidad y resistencia con que originalmente se analizaron sufrieron alteraciones (por el procedimiento constructivo) y no fueron debidamente armada para obtener el confinamiento especial a través de un espaciamiento de los estribos que eviten la falla frágil que las caracteriza.

La buena noticia en lo referente al “efecto de columna corta” es que el mismo puede ser neutralizado a través de medidas de aplicación rápida y poco onerosa con solo evitar la interacción entre las columnas y los muros de bloques de cierre, mediante juntas de construcción que permita el movimiento libre de las columnas y consecuentemente, aumentar su capacidad de absorción o consumo de energía al momento de la excitación sísmica. Obviamente,  la decisión y la acción hay que tomarla con la mayor brevedad.

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