Acuérdate de lo que te hizo Amalec en el camino cuando saliste de Egipto. Deuteronomio 25:17
La Palabra nos enseña que el enemigo no duerme, porque su objetivo es destruir el propósito de Dios. Por esto es su lucha constante hacia nosotros; así que no podemos menospreciar sus artimañas, las cuales siempre están activas para alcanzar su objetivo, que es destruirnos.
El pueblo de Israel cuando salió de Egipto pensó que faraón se había quedado, que por fin este los dejaría tranquilos y jamás volverían a verlo, pero no fue así. Cuando ya estaban de camino hacia la promesa de Dios, este les salió al encuentro con el fin de detenerlos y acabar con sus vidas.
Esto nos muestra que siempre debemos estar vigilando para que no nos sorprenda y nos despoje de lo que nos pertenece. Así les pasó a los que en el desierto se quedaron en la retaguardia porque estaban cansados, y Amalec acabó con ellos.
Hasta el final el enemigo nos perseguirá. Por tanto, no nos confiemos en que estamos lejos de él. Tomemos nuestra posición como soldados de Cristo, y siempre estemos preparados para hacerle frente a cualquiera guerra que se desate en el camino a Canaán.