El Gobierno no debe cortarle la subvención que le da
En el 2006 conocí a Carlos Capellán, un niño de 10 años que vivía en Tireo, Constanza, y en ese momento era inmensamente feliz porque era uno de los 4,754 menores que fueron rescatados del ámbito laboral para que regresaran a la escuela.
Carlos, que trabajaba en la parcela de tierra de su padre, formó parte del proyecto “Primero Aprendo”, que realizaban los ministerios de Educación y de Trabajo.
En ese momento, aunque había escuchado ya sobre su trabajo, conocí más de cerca lo que hacía Muchachos y Muchachas con Don Bosco, una de las instituciones que trabajó en el proyecto.
Creada en el año 1986, la entidad ha acompañado de forma directa a más de 60,000 niños, adolescentes y jóvenes, impactando a más de 25,000 familias y llegando de forma indirecta a más de 150 mil personas.
En la actualidad Muchachos y Muchachas con Don Bosco trabaja con 400 niños y adolescentes que ha rescatado de las calles y de hogares altamente vulnerables.
Para ello tiene una red de 12 centros de atención que está en peligro porque el Gobierno redujo a la mitad la subvención que recibía: de RD$40 millones pasó a solo RD$20 millones.
Esto es crítico para una institución que lleva a cabo 21 programas y que, lejos de recibir lo que necesitaba para reforzar sus programas, podría tener que cerrar y dejar a los niños a su suerte.
¿Es justo que esto suceda en un país cuyo Estado no garantiza que los niños no sean explotados laboral y sexualmente?
Pensemos en todos los Carlos que han dejado la calle en los 35 años de Muchachos y Muchachas con Don Bosco. Ayudemos a que haya muchos más.