No era nueva participación de lavador en servicio financiero

No era nueva participación de lavador en servicio financiero

NUEVA YORK. DE LOS SERVICIOS DE HOY. No era nueva la presencia en los servicios financieros  de Arthur Budovsky, el fundador de Liberty Reserve, la empresa que acaba de cerrar la jusficia estadounidense  por dedicarse al  lavado de dinero. De hecho, era seguido de cerca por las autoridades desde hace tiempo.

Budovsky ya era investigado en 2005 por haber tratado de lanzar la empresa Gold Age Inc. con la que pretendía lavar dinero. El 25 de enero de 2007 fue condenado en Nueva York a cinco años de libertad condicional, tras declarase culpable de operar un negocio ilegal de servicios financieros, parecido a Liberty Reserve.

Sin embargo, en 2006 Budosvky se mudó a Pozos de Santa Ana, en Costa Rica, y ahí fundó la empresa Liberty Reserve entre otras empresas. Según los registros también es integrante de otras tres sociedades anónimas.

En 2011, las autoridades costarricenses pusieron bajo investigación a la empresa, que en ese momento cerró sus funciones al no poder demostrar ante la Superintendencia General de Entidades Financieras la legitimidad de sus operaciones.

Pero eso no impidió que Buvosky continuara «trabajando».

Según revelaron las autoridades, la empresa comenzó a funcionar «clandestinamente bajo una serie de compañías pantalla».

Se trataba de las cinco sociedades Silverhand Solutions & Technology S.A., Worldwide E-Commerce Business S.A. (Websa), Grupo Lulu Limitada, Triton Group A & A S.A. y Cyberfuel.com

Justo esas empresas y otras tres casas fueron allanadas en la operación de esta semana en barrios alrededor de San José.

Tampoco parece casualidad que exactamente en esa época Budovsky -quien era ciudadano estadounidense- renunciara a su pasaporte y se casara con una costarricense, adoptando esa nacionalidad.

«Para escapar de las leyes de EE.UU.», según explicó el fiscal de Costa Rica, José Pablo González.

Pero también en 2011, las autoridades españolas recibieron el pedido de colaboración de las autoridades de EE.UU. que tenían conocimiento de la empresa costarricense que parecía recibir dinero ilícito.

Cómo operaba. El funcionamiento opaco era clave: la entidad era manejada bajo el título de «el mayor procesador de pagos y transferencias económicas» de la red.

Este sistema de pago electrónico permitía al usuario abrir una cuenta con sólo una fecha de nacimiento y una dirección de correo. Y ofrecía al usuario un número de cuenta con el cual se podían hacer transacciones.

El costo era de una comisión de 1% por transferencia y por US$0.75 se podía ocultar el número de cuenta del usuario para volver ilocalizable la operación.

Con este mecanismo, antes de su clausura se captaron más de 200,000 clientes en EE.UU. y se realizaron más de 55 millones de transacciones.

El sitio de transferencia de pagos, antes de su clausura, había captado más de 200,000 clientes en EE.UU.

La falta de controles hizo que el sistema fuera utilizado por delincuentes que podían blanquear las ganancias –en distintas monedas- obtenidas con negocios ilícitos como piratería, tráfico de drogas y pornografía infantil, entre otros, y ayudaba a  criminales a llevar a cabo transacciones ilegales y lavado de estos fondos . 

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