No es coincidencia

No es coincidencia

El mismo día que la Policía anunció el reforzamiento  del patrullaje preventivo en las calles murió durante un asalto a un colmado de la comunidad de Castillo, en San Francisco de Macorís, el raso de la institución Luis Manuel Sánchez Abreu. Como ya habrán sospechado mis lectores mas despiertos, el agente policial no perdió la vida en el cumplimiento del deber, como sería de esperarse, sino a manos de otros agentes que bajo una lluvia de balas  acudieron al llamado de auxilio del propietario  del colmado asaltado por Sánchez Abreu y otros tres hombres. Que ambos hechos se produjeran el mismo día, con escasas horas de diferencia, no debe ser considerada una coincidencia o un hecho fortuito hijo  del azar,  sino  como las dos caras del mismo problema. Yenni Berenice Reynoso, fiscal del Distrito Nacional, nos lo recordó hace unos días cuando reiteró su preocupación  por la gran cantidad de policías  y miembros de las Fuerzas Armadas involucrados en acciones delictivas.  La funcionaria afirma que la tasa de criminalidad en el país ha descendido, de manera significativa, los últimos años no obstante los hechos recientes y la percepción generalizada de que la delincuencia ha desbordado la capacidad de nuestras autoridades para enfrentarla, pero  policías  y militares continúan delinquiendo con una frecuencia que espanta y sobrecoge. Para evitar que eso pase y siga pasando  no se está haciendo, que se sepa,  nada, probablemente  porque nada puede hacerse salvo ponernos las manos en la cabeza cada vez que nos enteramos  de que aquellos que deberían  protegernos de los delincuentes andan por ahí robando, asaltando,  asesinando o traficando con drogas. Tampoco se le ha ocurrido a nadie  montar un operativo, o uno de esos planes que se cacarean mucho pero que son en realidad  mas espuma que chocolate, para depurar sus filas de maleantes y sinvergüenzas, aunque solo sea para que la ciudadanía pueda volver a  confiar y creer en la Policía.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas