Luis Abinader anunció que priorizaba la estabilidad y el crecimiento económico sobre la reforma fiscal, para la decisión tomó en cuenta que la economía está en franca recuperación y no es el momento para pedir más esfuerzos a los dominicanos.
Es correcta la política que marcó el presidente, debemos, no solo preservar el ritmo de avance económico que logramos este año, se debe consolidar, para lo que era necesario quitar urgencia a la reforma fiscal, lo que en verdad no tiene, por lo pronto las cuentas públicas del 2022 están bajo control, y ni hablar de la de este año.
La reforma de calado que necesita la economía, que debe ser consensuada entre gobierno, empresarios y trabajadores, para que aporte los beneficios perseguidos y perduren en el tiempo, deberá estimular el ahorro, la inversión, el crecimiento y el empleo, lo que pasa por simplificar el pago de los impuestos, nivelando el terreno de juego entre micro, empresas pequeñas y grandes, reduciendo el costo anual en que incurren las empresas para presentar sus declaraciones, y facilitando el pago de impuestos a trabajadores sin la intermediación de un contable.
De estos objetivos es que ha hablado el presidente, consciente de que los cambios fiscales importantes son impopulares y que suelen hacerse a principio del ciclo de gobierno, por eso su intención era introducirlos al inicio de la administración, pero los hechos, la profunda recesión y pérdidas de empleos que heredó, hicieron cambiar su prioridad.
Se debía preservar la salud del pueblo, recuperar el PIB y los empleos que se perdieron en 2020, fue lo que hizo, logró los objetivos en tiempo récord, más del 70% de la población está vacunada con la primera dosis y 55% con ambas, y no obstante el encarecimiento del transporte marítimo, de combustibles y alimentos en el mercado internacional, el volumen del PIB se expandió un 12.7% en enero-septiembre 2021, una tasa que supera la de los mismos meses de 2020, y 3.6% mayor que el acumulado en enero-septiembre 2019.
El resumen es que nuestra economía es de las pocas en América Latina y el Caribe que en menos de un año retornó a sus niveles pre-pandémicos, mayor tamaño del PIB que ha rebajado la deuda pública y el déficit fiscal.
Finalizo señalando que la lucha contra la evasión fiscal podría dar margen fiscal, cada año se pierde alrededor de 5% del PIB, porcentaje que, si se reduce en un punto porcentual, implicaría recuperar en doce meses un monto superior a los cincuenta mil millones de pesos.
Es necesario que senadores y diputados detengan el ruido de pretender un parche o menudeo fiscal, con recortes de exenciones y exoneraciones que dañan la economía real, de esa manera no se supera el problema endémico de la baja recaudación, ni se cambia el sistema impositivo regresivo que tenemos por un esquema moderno, progresivo.
La historia impositiva de los gobiernos desde 2005 nos dice que reformaron varias veces el Código Tributario para recaudar un poco más en el cortísimo plazo, introduciendo distorsiones responsables de la baja recaudación, regresividad y complicaciones que exhibe el sistema impositivo.