¡No es normal!

¡No es normal!

No es delito tener sexo con una persona del mismo sexo, y tenemos que respetar su derecho, pero esto no significa que sea una conducta normal.
La homosexualidad cumple los cinco criterios de anormalidad de la psicopatología: disfunción, daño, distrés, desviación y descontrol. En primer lugar, es disfuncional porque el homosexual rechaza el plan maestro de la naturaleza para la reproducción de la especie, como es el coito pene-vagina, por un acto que no cumple el objetivo de la reproducción. En segundo lugar, produce daño, porque los homosexuales sufren un exceso de condiciones médicas: venéreas, SIDA, cáncer de los genitales, y trastornos mentales, así como un exceso de promiscuidad, violencia, y adicciones. En tercer lugar, la homosexualidad se acompaña de distrés, en la forma de aburrimiento, y por eso caen en otras formas de adicción, y exhiben además el fenómeno de tolerancia, lo que les hace sexualmente insaciables, y con necesidad de inventar nuevas rutinas. En cuarto lugar, la preferencia por el mismo sexo es una clara desviación, lo mismo que sucede con las otras parafilias. En quinto lugar, la homosexualidad implica descontrol, pues no pueden parar, y por eso caen en una promiscuidad tal que pueden llegar a miles de parejas, en encuentros con personas desconocidas, en lugares improvisados, y con prácticas inimaginables por los que no conocen ese mundo.
De modo que, una conducta disfuncional, dañina, que produce distrés (aburrimiento + tolerancia), desviada, y descontrolada, llena cinco criterios de enfermedad usualmente utilizados en Psiquiatría. Entonces, ¿cómo se explica la decisión de la APA (1973), y luego de la OMS (1990) normalizando la homosexualidad?
Gay Liberation Front, bajo el postmodernismo vigente, logró el cambio a través de un hábil manejo político, pero estos cinco criterios científicos nos permiten afirmar que, a pesar de toda la alharaca, ¡la atracción por el mismo sexo es una conducta psicopatológicamente anormal!

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