No es reencarnación

No es reencarnación

ALTAGRACIA PAULINO
Las comparaciones no son buenas porque cada quien es único, y creo que cada Presidente tiene su estilo de gobernar, sobre todo cuando va con un plan y programa determinado para el manejo de la cosa pública.

Balaguer fue Balaguer, Bosch fue Bosch, como Hipólito fue y es Hipólito, cada uno tuvo su estilo, marcado por las condiciones históricas que les rodearon y de las características idóneas de cada uno, pero además por la gente que le acompañó en cada caso.

A las dos figuras más emblemáticas de la historia reciente, Bosch y Balaguer, los separaron cuestiones abismales como la visión del poder, la valoración de los ciudadanos, la ética en el ejercicio de la política, la calidad humana y otras muchas que no vamos a enumerar porque en esta reflexión queremos desvincular el paralelismo que algunos quieren establecer entre Leonel y Balaguer, del cual lo único que válido es la visión de estadistas de cada uno, pero más allá de eso nada.

De acuerdo a la filosofía que define la reencarnación, para que ésta se produzca debe pasar un largo tiempo, jamás juntarse en la vida, porque el que reencarna lo hace en alguien que no ha nacido y el presidente Fernández sucedió a Balaguer en 1996.

Antes que similitudes, ambas figuras son totalmente opuestas, veamos:

Balaguer fue de origen campesino igual que Bosch. Leonel nació en la Capital y vivió bastante tiempo en Nueva York.

Balaguer “se crió” en la administración pública. El primer empleo público de Leonel fue el de Presidente.

Balaguer vivió y colaboró con la dictadura. Leonel se educó y creció en la democracia; Balaguer no tuvo hijos reconocidos. Leonel tiene tres. Balaguer no se casó nunca. Leonel se ha casado dos veces. Balaguer nunca bailó; Leonel baila y baila bien.

Balaguer nunca jugó basquetbol. Leonel síy hasta aspiró a ser pelotero.

Balaguer subió al poder bajo cuestionamiento. Leonel ganó las dos elecciones mas limpias que recuerde el país.

A Balaguer se le atribuyen muchas muertes; a Leonel ninguna. Otras muchas cosas los separan. Leonel no se parece a nadie, se parece a él, tiene su estilo de gobernar, cree en la construcción de un país diferente, pertenece a esa generación de personas comprometidas con los cambios, para bien de la humanidad y sobre todo con los deseos de un país mejor.

Cuando veo los proyectos del gobierno, su empeño por la educación, por integrar al país a los proyectos de desarrollo, por modernizar la vida de los ciudadanos, el incansable trabajo para que las cosas mejoren, su capacidad de tolerancia, la entereza con que asume los problemas, la voluntad de que salgamos del atraso, veo no a un igual a otro, sino a un estadista de estos tiempos, un gobernante del siglo XXI que la historia reconocerá por lo antes expuesto y por la humildad que denota su imagen, que lo hace tan atractivo como para emerger como la principal figura del país tras casi dos años de gobierno y eso no es por reencarnación, es porque simplemente la gente lo percibe como la persona idónea para conducir los destinos del país.

Leonel se parece a Leonel.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas