No escuchar los cantos de sirena

No escuchar los cantos de sirena

La retorcida interpretación según la cual el presidente Horacio Vásquez  había sido elegido por seis años, en vez de cuatro, permitió que el viejo caudillo escuchara los cantos de sirena.

Ulises, Odiseo,  demostró la sabiduría de no dejarse llevar por los cantos de sirena. Se hizo atar del palo de la nave en la que regresaba a Ítaca, mientras su tripulación mantenía tapados sus oídos, para no ser víctima de los encantos de las mujeres cuya capacidad de atracción era proverbial.

La sabiduría del héroe de la guerra de Troya le permitió escuchar el canto de las sirenas y no ser víctima de sus encantos.

A Horacio Vásquez Lajara le ocurrió lo que a nadie sabe cuántos marineros de los tiempos heroicos de Grecia, quienes sucumbieron ante los cantos de sirena. Alrededor de la isla de las sirenas había innumerables barcos hundidos.

Muchos cuestionan la certidumbre de lo narrado en la Ilíada y la Odisea, obras en las que Homero relata el asedio y la guerra de Troya y el regreso de Ulises a su patria donde le espera el amor más firme y celebrado de la antigüedad.

Una de las enseñanzas que se deriva del relato del viaje de regreso de Ulises y su encuentro con las sirenas, es que los hombres debemos luchar por conocer nuestras limitaciones, nuestras debilidades y nuestras posibilidades.

Una exagerada autoestima, usualmente fruto de profundos complejos de inferioridad y trastornos de la personalidad, han provocado situaciones tan tremendas como el surgimiento de Trujillo, aupado por jóvenes mulatos a quienes se les tenían las puertas  cerradas y todas las consecuencias del régimen que pisoteó todo durante 31 años.

Se requiere de firmeza, propósitos claros, metas posibles, logrables, para dejar de lado el canto de las sirenas. Se corre el riesgo de que escuchado el canto de las sirenas, sin estar atado a principios y prácticas sanas y morales, se llegue al borde del despeñadero, sin que haya vuelta atrás.

Las interpretaciones retorcidas de textos legales, acuerdos violados y estrechez de miras, facilitaron la anexión a España, entre otras desgracias nacionales que sólo el amor a la libertad y a la independencia fueron capaces de revertir en el campo de batalla.

Dicen los campesinos, que un burro no tropieza dos veces con la misma piedra, caminando por el mismo camino, ¡cuántos debieran tener la inteligencia de los burros!

Cuando una persona o un grupo insiste en el error habla, dice y actúa contrario a la verdad  y muchas veces contra la razón. Retorcer los plazos de la convención del Partido Revolucionario Dominicano es ofrecer al enemigo, en bandeja de plata, la existencia de la organización, traicionando la lealtad que merece la base del PRD.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas