No fueron errores, Leonel

No fueron errores, Leonel

Uno no se puede dir, con toa la sed a la tinaja – Marola, Luis Días.

En un nuevo esfuerzo para publicitarse como opción de poder, el expresidente Leonel Fernández tiene en el aire un spot en el que le pide al pueblo apoyarlo porque “no va a cometer los errores del pasado”.

Pretende Leonel despacharnos rápido sobre la clave por la que es el candidato con el mayor rechazo ciudadano, según las encuestas, y por qué no ha podido convertirse en un competidor de Luis Abinader.

Ese es el nudo central del que tratan los desafíos electorales de febrero y mayo: Si ampliamos los cambios y reformas que lidera Abinader, o si retrocedemos a la corrupción, impunidad y desguañangue institucional que fueron los 5 gobiernos del PLD.

No fueron “errores”, como dice Leonel, sino la ejecución de un esquema de apropiación dell erario que llevó a muchos de sus líderes y dirigentes de un acelerado enriquecimiento ilícito a la acumulación originaria.

Hay datos de la realidad entre esos graves “errores”, que han ocasionado enorme daño al país sobre los que como líder del grupo Leonel tiene que, hincado de rodillas, implorar al pueblo que lo perdone.

Puntualmente señalo:

Prostituyó a miles de comunicadores, las llamadas bocinas, para que le apañaran o matizaran las violaciones a la legalidad, el secuestro institucional y la apropiación del erario planeados hasta 2044, según declaró Leonel a la prensa.

La llamada “capitalización” de las empresas públicas, liderada y defendida por Leonel, constituye un escandaloso entramado de estafas en que la justicia investiga al más alto entorno del poder peledeísta.

Déficit fiscal de 156 mil millones de pesos, al dejar Leonel el poder en 2012 un desbalance en las finanzas públicas que ha sido un cáncer para la economía, que desde entonces lleva a tomar prestado alrededor de un tercio de los presupuestos nacionales que se elaboran cada año.

Ese desequilibrio fiscal empuja un incremento del endeudamiento público y a la reducción del gasto social, de obras de infraestructura y de la inversión en la actualización tecnológica y los nuevos aprendizajes que demanda a los países el mundo de hoy.

Descalabro institucional. Ese es el mayor daño de Leonel a nuestro pueblo porque sin institucionalidad no hay democracia, ni estado de derecho, orden ni desarrollo económico y humano.

Ahí el esquema anuló el principal rol del Congreso, que es fiscalizar al estado, y lo mismo hizo con la Cámara de Cuentas, la Contraloría General, convirtió en letra muerta la Ley de Compras y Contrataciones del Estado, lo que hizo crecer la corrupción como la verdolaga, obligando al pueblo a tirarse a las calles en las marchas verdes, las protestas más contundentes que se hayan hecho en el país.

En su afán de derribar todos los controles de organización, honestidad y orden, para materializar las grandes apropiaciones del patrimonio nacional en favor de sus dirigentes y asociados, Leonel politizó el sistema judicial, designando en la Procuraduría General de la República y la Suprema Corte de Justicia a connotados directivos del PLD, lo que sometió a RD a un manto de impunidad.

La misma práctica repitió en la Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral, donde el PLD fue ley, batuta y constitución llegando a un grave deterioro de la calidad democrática.

De ese cambalache que hizo Leonel con los órganos de control y arbitraje de la Nación, resalto dos hechos relevantes: el apañamiento en la Suprema Corte de Justicia del caso de corrupción Sun Land, que al imponérsele a Jorge Subero Isa lo calificó como un crespón (una mancha) de la justicia.

El otro gran escándalo institucional se produjo cuanto, producto de la estructura político partidista que Leonel impuso en la JCE, se produjo un intento de fraude que obligó -por vez primera en la historia nacional- a anular las elecciones generales municipales de febrero de 2020.

Sobre todos esos “errores” de Leonel subyacen dos décadas de corrupción, impunidad y descalabro institucional que implicaron un desperdicio sin nombre de la riqueza social creada por las fuerzas productivas, que en todos esos años mantuvo en promedio un crecimiento del PIB de 5 a 7%.

En octubre de 2016, en su conferencia “Los 43 años de la fundación del PLD y los 20 años de su llegada al poder”, Temístocles Montás puntualizó que “el personalismo y la falta de disciplina han hecho metástasis en la organización, donde el dinero lo ha corrompido todo”.

Montás, el mismo que reveló cómo las campañas peledeístas de 2008, de Leonel, y las de 2012 y 2016, de Danilo, fueron hechas con dinero del escándalo de corrupción de Odebrecht, fue el principal estratega político y técnico de los gobiernos del PLD, por lo que nadie es más autorizado que él para asegurar que no fueron errores, como dice Leonel, sino un esquema de asalto a los bienes públicos, como enuncio.

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