No ganó la vida contra el aborto

No ganó la vida contra el aborto

No ganó la vida contra el aborto por la aprobación del Artículo 30. Ganó una concepción rancia de dogmatismo religioso que mantuvo por siglos a poblaciones enteras sumidas en la opresión durante la inquisición y la colonización, y todavía se resiste a aceptar los derechos democráticos que la humanidad conquistó en el siglo 20.

No ganó la vida contra el aborto. Ganó el patriarcado de instituciones eclesiales y políticas, donde las mujeres son adornos decorativos, un simple voto, o culpadas hasta del pecado original.

No ganó la vida contra el aborto. Ganó la privación de derechos a una vida sana y digna de las mujeres. Ganó la mortalidad infantil y materna que aumentarán como sucede en todos los países que privan a las mujeres de sus derechos reproductivos. Ganaron los médicos que realizan abortos ilegales porque cobrarán más aduciendo que corren mayores riesgos.

No ganó la vida contra el aborto. Ganaron los trujillistas que todavía se pasean por los pasillos del Palacio Nacional y el Congreso custodiando este país como si fuera su predio, e imponiendo su abominable conservadurismo en todas las leyes que tocan.

No ganó la vida contra el aborto. Ganaron los legisladores cobardes que desdeñan derechos humanos por temor a que los difamen en un sermón y arriesgar así la anhelada reelección. Y ganó sobre todo el diputado perredeísta que, según la prensa, en plena sesión de la Asamblea, mientras se pronunciaba a favor de la vida y del Artículo 30, sugirió que si una niña violada no quería parir, se lanzara de nalgas por una escalera para llegar sangrando a un hospital y un médico ipso facto le completaba la succión.

No ganó la vida contra el aborto. Ganó la hipocresía de tanta gente que proclama su defensa a la vida pero no se conduele de una madre abandonada, o de una mujer golpeada después de ser abusada. Eso sí, ganaron muchos legisladores que cada año aprueban un presupuesto sin fondos suficientes para la educación, y contribuyen a que muchos jóvenes dominicanos caigan en la drogadicción, la prostitución y el crimen.

No ganó la vida contra el aborto. Ganó Leonel Fernández que ha echado al zafacón principios elementales de civilidad a cambio de tener  una Constitución que le permita eternamente el vuelve y vuelve. Ganó Miguel Vargas que como un dictador bajó línea a sus legisladores para que votaran a favor del Artículo 30, abandonando un principio socialdemócrata elemental de protección de derechos, porque piensa que en el 2012 llegará al poder agarrado de manos de la omnipotente derecha.

No ganó la vida contra el aborto. Ganaron los hombres violadores de niñas y adolescentes que quedarán reivindicados en la nueva Constitución, porque de ahora en adelante, la concepción fruto de una violación sexual tendrá mayor estatus jurídico que cualquier derecho de la mujer violada a querer separarse de los efectos de ese horrendo acto criminal que la sociedad dominicana tolera como si no existiera.

No ganó la vida contra el aborto. Ganó la cobardía, el miedo y la desazón. Ganó el atraso, el conservadurismo, la opresión y el chantaje. Ganó la imposibilidad de que la sociedad dominicana en pleno siglo 21 se moviera hacia un estado de derechos plenos para la mitad de la población que son las mujeres.

A los 34 legisladores que votaron en contra del Artículo 30, la historia les recompensará su valentía, si no con votos, con honor. A los 128 que votaron a favor, la historia los colocará en los anales de haber parido una Constitución negadora de derechos para las mujeres.

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