Hoy 
RAFAEL MOLINA MORILLO
El país quedó quebrado por los fraudes bancarios, pero eso no es todo: para colmo dejaremos de recibir 32 mil millones de pesos cuando entre en vigencia el TLC, por la supresión del recargo cambiario. Sin embargo, el
Gobierno sigue pensando en construir un Metro a un costo multimillonario. ¿Alguien lo entiende?
Lo más lógico sería pensar que, hasta que no nos recuperemos completamente de la crisis económica en que nos dejaron los bancos dolosamente quebrados, no deberíamos gastar un solo centavo en obras de discutible necesidad, y menos si esas obras requieren grandes inversiones por parte de un Estado que ha quedado en la prángana. Mientras tanto, los sectores productivos del país están con el grito al cielo con aquello de que el TLC significa 32 mil millones de pesos que hay que buscar en las entrañas de la economía nacional.
Ahora se habla otra vez de un Metro, pero con una ruta todavía más larga que la propuesta originalmente, y por lo tanto, su construcción será más costosa. Y de ñapa, paralelamente se está reviviendo la monstruosa idea de fabricar una isla artificial enfrente de la capital, para beneficio de unos promotores privados a costillas del resto de la población.
¿Es así como vamos a ir «pa’lante? A mí parece que no fue así que hablamos.
