EDUARDO JORGE PRATS
Si una lección nos ha dejado la tormenta Olga con su secuela de inundaciones, muertos, desaparecidos, damnificados y daños a los hogares y la economía dominicana es que no podemos afirmar que existen desastres causados por la naturaleza. La terrible verdad es que gran parte de los daños ocasionados por Olga pudieron haber sido evitados si se hubiesen tomado las medidas para ello.
La evidencia más firme de esta aseveración la encontramos en que gran parte de los afectados vivían en zonas de riesgo de inundaciones. ¿Qué dicen los expertos? «La localización de las actividades humanas compete a las personas y a sus formas de organización, por lo tanto, que se produzca un desastre no depende solo de la naturaleza sino también de la decisión de instalar un asentamiento o actividad humana, sin tomar en consideración las amenazas existentes y las vulnerabilidades que se desarrollan, variables que constituyen una situación de riesgo potencial» (CEPAL).
Pero dirijamos nuestra atención al desfogue de la Presa de Tavera. Para muchos la inundación se debió a una incorrecta operación de las compuertas de dicha presa. ¿Cómo definen los expertos esta operación? «Cuando se permite la descarga a través de un vertedor controlado desde una presa por una decisión errónea de abrir más la compuerta de lo previsto, sale una cantidad de agua mayor a la que puede conducir el cauce aguas abajo, lo que provoca el desbordamiento del río y la inundación del terreno». (Medidas preventivas en caso de inundaciones: lecturas de apoyo).
¿Qué pudo incidir en esta incorrecta operación de esas compuertas? De nuevo los expertos: «Del análisis preliminar de la problemática (…) se desprende que el uso que se hace del recurso del hídrico (…) para fines de generación de electricidad obedece a una lógica nacional más que local. En consecuencia, el cálculo de riesgo aceptable que influye en la decisión de abrir las compuertas para la generación de electricidad está regido por criterios distintos al de proteger o salvaguardar a las poblaciones de la cuenca baja de inundaciones y pérdidas (…) El uso y función particular que se da a un recurso cambia de acuerdo con el actor que tome la decisión. Conservación o uso productivo, explotación o manejo sostenible son alternativas acordes con demandas distintas». (A. Lavell).
Aunque todavía la comisión designada por el Presidente no ha entregado los resultados de su investigación, conviene que nos preguntemos quién es el jurídicamente responsable, a la luz del Código Penal, de los daños ocasionados por el desfogue de la presa de Tavera. Para responder a esta pregunta hay que descartar que los responsables son única o exclusivamente los operadores de las compuertas de la presa. En este sentido, hay que retener la teoría del «dominio del hecho» y de la responsabilidad del «hombre detrás del escritorio» de Claus Roxin:
«De conformidad con la teoría del dominio del hecho, es autor el sujeto que tenga el control directo sobre el acaecimiento del ilícito; es coautor la persona que posea el dominio funcional del hecho; y es autor mediato el que, teniendo el dominio de la voluntad de otro sujeto, ocupe a este último como instrumento para la comisión de un delito (…) La autoría mediata, en tratándose de aparatos organizados de poder (…) adquiere particularidades muy concretas, pues al decir de la doctrina, el instrumento del que se vale el hombre de atrás es el sistema mismo que maneja discrecionalmente, sistema que está integrado por hombres fungibles. De esta suerte se corrobora que el dominio de la voluntad dentro de aparatos organizados de poder, no es particularmente la voluntad de un sujeto, sino que el dominio se tiene sobre una voluntad indeterminada, pues cualquiera que fuera el ejecutor, el hecho igualmente acontecería». (Carlos Daza Gómez).
El desastre de Olga es el resultado de un Estado sin servidores de carrera, sin planificación ni instituciones sólidas. La mejor receta para el colapso y convertirnos de Estado fallando en Estado fallido. Ojalá nuestros políticos aprendan la lección de que el fortalecimiento institucional del Estado, mejor dicho, la construcción del Estado, es la clave del verdadero desarrollo. Gobernar es construir pero construir instituciones y capacidad estatal para servir al pueblo.