No hay prisa en morir

No hay prisa en morir

La vejez es un “estado de perfección” en casi todos los sentidos, excepto en cuestiones fisiológicas. Un viejo puede necesitar gafas para leer o un bastón para caminar; a menudo toma pastillas para controlar la presión arterial, la hiperplasia prostática. Pero sabe lo que le gusta y lo que detesta. Después de una larga vida, ha sufrido y gozado; y esa rica experiencia ambivalente le permite valorar todo lo que tiene y aquello de que carece. Por de pronto, no se hace ilusiones de que podría vivir veinte años más. Sabe que es mortal y que le quedan “por delante” muchos años menos de los que ya ha vivido.
Es cierto que existen ancianos postrados en camas de posición, con gravísimos deterioros de la salud; lo que llaman “enfermedades terminales”. Hablo aquí solamente de viejos comunes y corrientes, que visitan bares, comen con los nietos, ven partidos de béisbol y fútbol por la televisión. Son los viejos que “gozan la vida” propia y sufren la de sus amigos de colegio que están enfermos. Esta clase de “sujetos añejados”, evoca con alegría los tiempos pasados y, también, celebra haber sobrevivido hasta el presente. Algunos añaden: “sin daños de consideración”, como si se tratara del informe del estado de un inmueble tras el paso de un huracán.
Un hombre viejo es más disciplinado que la mayoría de los jóvenes; las cosas que se propone hacer, las hace programáticamente, cumpliendo estrictamente cada paso de la ejecución. Un poco de rigor maniático es esencial para el triunfo en cualquier actividad, sea intelectual, política o de negocios. En la antigüedad, los viejos se conservaban activos en calidad de consejeros. En la Grecia clásica, quienes habían sido arcontes, pasaban a ser parte del Consejo de Ancianos.
Las palabras de Christine Lagarde, directora del FMI, y del Ministro Japonés de Finanzas, Taro Aso, son desvergonzadas. La primera dice que “los ancianos viven demasiado”; el segundo les recomienda: “deben darse prisa en morir”. Esos viejos han trabajado durante 30 años, han contribuido a la seguridad social por el mismo periodo; gracias a los adelantos de la higiene y la medicina, viven aún. ¿Cuándo será jubilada la señora Christine Lagarde por el Fondo Monetario Internacional?

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