No importa cómo se piense, Fidel fue un ser excepcional

No importa cómo se piense, Fidel fue un ser excepcional

Teófilo Quico Tabar

La mayoría de los que en 1959 éramos jóvenes, sobre todo si procedíamos de hogares donde había conciencia antitrujillista, nos llenamos de entusiasmo con el triunfo de la revolución cubana. Fue como si se hubiera abierto el cielo cuando se anunció la caída de Batista y la llegada de Fidel Castro.
Aquellos fueron momentos de grandes esperanzas entendiendo que se iniciaba el final de la oprobiosa tiranía que como pesadilla atormentaba la nación dominicana. El deseo de libertad creció. Y aunque poco tiempo después comenzaron los bombardeos noticiosos de que la revolución cubana con Fidel a la cabeza se había convertido en comunista; y a pesar de las influencias religiosas; producto de los intentos de invasión desde Estados Unidos y el bloqueo total a Cuba, la juventud de entonces y otros núcleos sociales posteriores, siguió apostando a que la perseverancia se impondría.
Se han dicho muchas cosas acerca del régimen cubano y de Fidel, pero lo que falta es mucho mayor. Tan largos serán los escritos y pronunciamientos, como sus hazañas y lo prolongado de su gobierno. Cada quien, como ocurre con casi todo lo que provoca discrepancias o confrontación de ideas, expresará sus pensamientos. Creyendo que su verdad representa la verdad de los demás.
Pero algunos de los errores que los más encarnizados enemigos del régimen de Cuba cometieron, es que, muchas de las críticas formuladas desde los años 60 con relación a las restricciones que imperan en la isla, quienes lo han hecho pertenecen a estratos sociales y económicos superiores, sin darse cuenta de que en los demás países, las mayorías de las personas igual padecen restricciones de toda índole. Lo que añadido al bloqueo, les ha dado suficientes municiones a los defensores del sistema cubano.
Pero independientemente de la situación interna en Cuba, a nadie se le debe escapar que en el caso de su líder Fidel Castro, hay dos aspectos; uno que corresponde al gobierno enmarcado dentro de los 109,884 kilómetros cuadrados y lo que en sus diferentes aspectos, positivos o negativos, buenos o reprochables, reales o aumentados se pudieran alegar, según los diferentes puntos de vistas de quienes analicen; y el otro, el Fidel de dimensión mundial.
Me refiero al Fidel Castro internacionalista. Al hombre solidario con los pueblos latinoamericanos, asiáticos, africanos, árabes, europeos. Al abanderado de posiciones tercermundistas. Al defensor de los derechos de los más desposeídos. Ya que la mayoría de los habitantes de esas naciones, sean del pueblo o sus líderes, han fijado su mirada y atención a la figura de quien se manifiesta, por encima de lo que pudiera ocurrir en su isla.
Esa es la imagen de Fidel Castro se conoce en el mundo entero. Se convirtió o lo convirtieron en una figura mítica. El hombre invencible. El que pudo mantenerse incólume a los ataques y a los bloqueos. Una especie de David. Un Fidel murió para los cubanos de la isla y del exilio, y también murió el Fidel del resto del mundo.

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