No importa qué come, sino cuándo lo come

No importa qué come, sino cuándo lo come

¿Sabías que un plato de paella no engorda  igual en la comida del mediodía que por  las noches? Las calorías son las mismas, pero tu cuerpo no las quema igual.

Con la cronodieta podrás adaptar tu menú diario a los ritmos biológicos de tu organismo, fijándote  en las agujas del reloj.

El organismo no asimila de la misma forma las proteínas, grasas y azúcares a las 9:00 de la mañana que a las 10:00 de la noche. Al comenzar el día, tu cuerpo  está descansado  y listo para empezar la actividad diaria;  el metabolismo  trabaja a toda máquina para proveer  de combustible a los distintos órganos, así que todas las calorías  ingeridas se queman rápidamente.

Por la noche, en cambio, el cuerpo se prepara para el descanso, por lo que el metabolismo se ralentiza hasta sus niveles mínimos. Biológicamente el organismo cree que ya no necesita aportes de combustibles  y todo lo que se come se almacena en forma de grasa.

La cronodieta responde al dicho popular: “Hay que desayunar  como un rey,  comer como príncipe y cenar como mendigo” ¿Cuántas libras te permite rebajar?  Si eres constante y respetas sus principios, puedes adelgazar hasta dos libras por semana. Pero   ten en cuenta   que debes modificar para siempre tus hábitos alimenticios para que los beneficios conseguidos no se pierdan.

Qué tomar y cuándo hacerlo
Desayuno: de 7:00-9:00. Hay que aportar al organismo la energía que necesita para ponerse en marcha  y desarrollar el trabajo o el estudio; así se evita picar  a destiempo. Debe incluir hidratos de carbono  de absorción lenta  (cereales o pan integral), acompañados de un lácteo o un poco de jamón, y una pieza de fruta o un zumo. Recuerda: beber un café a la carrera no es desayunar.

Media mañana: de 11:00 a 12:00 puedes tomar una pieza de fruta o de un zumo para reponer energía organismo, equilibrando así los niveles de azúcar en la sangre. Evita los alimentos ricos en proteínas y grasas.

Almuerzo. De 2:00 a 3:00 el metabolismo funciona a pleno rendimiento, así que tu organismo quemará todas las calorías. Comienza con una pieza de fruta o un zumo para saciar el apetito. Luego toma una gran ración de verduras (crudas o cocidas) y termina con un plato principal a base de carne o pescado, acompañado de una ración moderada de legumbres pastas o arroz.

Merienda. De 5:00 a 6:00 es la hora clave en el reloj de tu cuerpo  porque a partir  de las 5:00 los hidratos de carbono  y la fruta van a parar al “michelín”. Pero hay otras opciones sabrosas para saciar tu apetito: puedes tomar un puñado de frutos secos,  una taza de chocolate negro o un vaso de yogurt.

Cena.  De  9:00 a 10:00  el organismo está en su fase de  reposo, así que la cena debe ser ligera  para que la digestión sea fácil. Procura comer al menos dos horas antes de acostarte, para que tu cuerpo tenga tiempo de  hacer  la digestión antes del descanso. Lo mejor es un menú a base de proteínas (carne, pescado o huevo) acompañado de verduras y lácteos. Evita los hidratos de carbono y las frutas y verduras como la alcachofa, brécol, remolacha, zanahoria y coles.

Las claves

1.  Equilibrio perfecto

No requiere de someterse a estrictas dietas, tener profundos conocimientos de dietética o seguir complicados cálculos basta con comer de forma equilibrada, consumiendo diariamente alimentos pertenecientes a los cuatro grupos fundamentales.

2. Un poco de todo

La mejor forma de satisfacer las exigencias del organismo consiste en recurrir a una amplia gama de alimentos y a su oportuna combinación. Dicha tarea puede resultar  fácil si se combinan los alimentos de la pirámide nutricional.

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