No lo haga, señor Presidente

<p>No lo haga, señor Presidente</p>

RAFAEL TORIBIO
Cuando el ingeniero Hipólito Mejía decidió dejar de ser un hombre de palabra y buscar la reelección, después de haber negado en múltiples ocasiones que la buscaría, fui, entre otras muchas personas, una de la que más insistió en que al hacerlo cometía un gran error político que afectaría negativamente su imagen, su familia, al PRD y al país.

Desoyó los consejos.

Impuso su repostulación destrozando el liderazgo del partido, tomó desde entonces las decisiones más desacertadas de su gobierno, porque lo que interesaba era ganar apoyo para lograr la reelección, sumió al país en la peor crisis de su historia reciente, obligó a que su familia lo acompañara en la aventura reeleccionista y, encima, perdió las elecciones de manera bochornosa.

Las consecuencias de ese grave error están a la vista de todos ofreciendo lecciones que debieran ser aprendidas.

Señor Presidente tiene usted todo el derecho a aspirar a ser reelecto en las próximas elecciones y le avala una serie de realizaciones y un discurso que le diferencia notablemente de los potenciales contendientes por la Presidencia de la República.

El alto porcentaje de la ciudadanía que muestra una preferencia política por su persona, confirmada en varias encuestas de opinión, superior al 50%, así lo evidencia.

Además, aunque su partido ha declarado su oposición a la reelección, usted siempre la ha defendido, conforme a la fórmula seguida en los Estados Unidos, de una reelección consecutiva.

En nuestra historia política reciente sólo Balaguer ha logrado reelegirse de manera consecutiva.

La primera ocasionó la división de su partido; las demás, impuestas también, y utilizando siempre la represión y el fraude.

¿Está dispuesto a hacer lo mismo, si fuere necesario? En algunos países de América Latina el segundo período inmediato del Presidente ha significado el deterioro de lo que había logrado en su gestión y una salida poco airosa del poder. Cardoso, además de haber provocado un descalabro en la economía, termina su segundo mandato con el mismo nivel de popularidad que tenía Colhor de Mello cuando tuvo que renunciar a la Presidencia por corrupción. ¿Quiere repetir ese ejemplo? Sea porque la reelección perjudicaría al PLD y al gobierno, restándole posibilidades de triunfos posteriores; sea porque hubo un pacto, virtual o no, que no se ha respetado; sea por las razones que fueran, lo cierto es que se ha producido una oposición interna a la reelección y un precandidato con seguidores en el gobierno y en el partido, que ha decidido luchar por la candidatura presidencial. Hay ya división en el partido y en el gobierno, y dos bandos en pugna.

El ejemplo y las consecuencias de lo que pasó en el gobierno y en el PRD cuando el ingeniero Hipólito Mejía decidió repostularse y buscar la reelección, está todavía muy frescos. ¿Está decidido Leonel Fernández y el PLD a seguir ese mismo camino?

Cuando un Presidente en ejercicio decide presentarse a la reelección, lograrla se transforma en su principal objetivo como Jefe de Estado. A partir de ese momento todo cuanto hace, y deja de hacer, estará en función de lo entiende que beneficia o perjudica a su permanencia en el poder. De Jefe de Estado se convierte en un candidato a la Presidencia que utilizará todo el poder político y los recursos que administra para lograr su propósito.

Tendrá que permitir que los funcionarios que apoyan su proyecto también lo hagan y tolerará a seguidores y advenedizos cualquier cosa que hagan en beneficio de su proyecto. ¿Quiere Leonel Fernández manchar de esa manera su carrera política?

El Presidente que opta por la reelección tiene que estar dispuesto a realizar todo lo que sea necesario para ganar, o para no perder. En su caso particular, Señor Presidente, una derrota en las primarias internas afectaría tan negativamente su futuro político que le obligará hacer todo lo que las circunstancias le aconsejen para evitarla, aunque en principio no quisiera hacerlo. Pero no se puede dar el lujo de perder, no importa lo que tenga que hacer.

Opte por la reelección de su partido, convertirse en otro gran líder histórico de su partido y mantener abiertas las posibilidades, después de una exitosa carrera política en lo nacional, de una proyección internacional, además de poder volver a la Presidencia de la República.

No lo haga, Señor Presidente.

A veces se pierde, aunque se gane.

 No prefiera el éxito a la gloria.

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