No me gusta la idea de usar fondos de pensiones…

No me gusta la idea de usar fondos de pensiones…

Pública y privadamente he sostenido que la actual emergencia sanitaria y económica va a conducir, inexorablemente, a un incremento del déficit fiscal y a una mayor deuda pública. No es porque el Gobierno quiera ni porque algún economista lo proponga. Sencillamente va a ocurrir, pues, aunque no se gastara más, de todas maneras, los ingresos fiscales van a caer estrepitosamente.
Y si el Gobierno se empeñara en evitar el déficit restringiendo el gasto estaría incurriendo en una irresponsabilidad inadmisible, dejando desamparada la población pobre en medio de esta pandemia. Los gastos tienen que aumentar en salud pública, en policía y seguridad ciudadana y en protección social, no sólo porque desde antes eso era una necesidad (para eso insistíamos en el Pacto Fiscal), sino porque ahora es una condición de sobrevivencia.
Y también he dicho que ahora, no solo lo más conveniente, sino también lo inevitable es que ese mayor déficit sea cubierto, aunque sea provisionalmente, con emisión monetaria del Banco Central. No es que a ningún economista le guste proponer eso ni que sea bueno, sino que en estas circunstancias resulta la menos mala de todas las opciones.
Claro está, el gobierno puede salir a colocar bonos en el mercado internacional, aunque no sabemos cómo reaccionarán los inversionistas ante un riesgo tan acrecentado. También es previsible obtener recursos externos de fuentes oficiales, pero mientras se reúne el G-20, en lo que el FMI asigna derechos especiales de giro, mientras los bancos multilaterales reúnen fondos suficientes, perfeccionan los instrumentos, se hacen los arreglos institucionales y se ponen en marcha, ya se habrá muerto mucha gente, pero no por el virus sino por el hambre.
El gasto público más urgente es en salud, pero el más grande es en asistencia a los pobres, por tres razones: una sanitaria (para que se puedan quedar en casa); otra social (para que puedan comprar lo imprescindible), y otra macroeconómica, para que los negocios no desaparezcan. Y ahora el Estado tiene que auxiliar a los antiguos pobres y a los nuevos empobrecidos. Es mucho dinero.
Con miras a evitar que tenga que cargar con todos, alguna gente plantea que se liberalice el uso de los recursos acumulados en las AFP, y esto no me gusta como solución de primera instancia.
Primero, porque sería como obligar a los trabajadores a pagarse ellos mismos sus sueldos cuando los patronos no pueden. Segundo, porque ahora serían más bajas unas pensiones que se preveían sumamente precarias. Pero lo tercero es que todos los caminos conducen a emisión monetaria inorgánica.
Porque, ¿acaso alguien cree que las AFP tienen ese dinero guardado debajo del colchón? Las cuentas de capitalización individual ascienden a RD$557 mil millones en diciembre pasado. De esos, el 42% las AFP los tienen invertidos en instrumentos del Banco Central, 36% en bonos del Ministerio de Hacienda y otro 11% en intermediarios financieros, los cuales a su vez los invierten en el BC y el MH. La porción restante está en instrumentos de inversión privados.
Si necesitaran de golpe ese dinero la primera opción de las AFP sería reclamar devolución al Banco Central, el cual no tendría más remedio que pagarles con emisión monetaria. La segunda opción sería reclamarle al Ministerio de Hacienda, pero, ¿de dónde los sacaría en esta coyuntura? No podría cobrar más impuestos cuando las empresas están cerrando y las personas sin ingresos. Conclusión: emisión monetaria. Y si les pidieran la parte que tienen los bancos y estos a su vez recurrieran al BC terminaría en emisión monetaria.
Claro está, una emisión se puede contrarrestar con una “desemisión”, pues el Banco Central trataría de volver a recolocar los bonos recomprados vendiéndolos por otro lado, como ha hecho siempre. Pero, ¿a quién se los vendería? Hay otra opción, que consiste en que las AFP los revendan más baratos a terceros en el mercado secundario, ¿pero, estaría el BC o el Gobierno dispuestos a permitir que la calidad de su deuda se deteriore abruptamente?
Si el único camino es la emisión monetaria, ¿para qué tocar los ahorros previsionales? Eso yo lo dejaría para la última instancia.

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