No me quiten lo vivido

No me quiten lo vivido

El artículo de la pasada semana acerca de los avatares del contrato con Falconbridge, como una aproximación a lo que ha de significar un debate por la presencia de Barrick en el escenario nacional.

Por el Congreso pasaron el Contrato Básico vigente y su honda modificación con presencia en una y otra circunstancia de mayorías distintas, tanto como los poderes ejecutivos que los sometieron.

Ese artículo mereció dos comentarios, concurrentes.

El primero, emitido por “David” a las 7:08 de la mañana dice: “Espero de un documentado analista una posición defensora del interés nacional, no una mera narración, lo que contemporiza con la entrega inmisericorde del estratégico oro y el componente ambiental que destruirá los alimentos producidos aguas abajo. Veo al articulista flotar.”

“Piculín” a las 3:20 de la tarde, quizás inspirado en el anterior, concurre con “Por favor, alguien que traduzca todo lo que este “conocedor” ha dicho aquí. Cada día más pienso que Pedro Henríquez Ureña tenía razón cuando decía que la “síntesis”, más que el análisis mismo, es a lo que todo crítico debe aspirar. Tome nota Cuello.”

Ambos lectores piden más, y ello es bueno, como difícil es hacer síntesis sin fundamentar, en 560 palabras.

Siendo útil la “narración”, pregunto ¿Qué fue lo malo de la Rosario?

Pudo ser el contrato; pudo ser la compra, en la que se pagó lo que Rosario estimaba ganar en la vida útil de los óxidos de la mina, que era el límite de su concesión; fue sí la explotación irresponsable de los materiales intermedios y sulfuros, por parte del Estado, que ha destruido implacablemente los alimentos producidos aguas abajo y hasta la vida en la Bahía de Samaná.

El país está obligado hoy a explotar esos recursos, por concesión o sin ella, precisamente por la irresponsabilidad con que los gobiernos manejaron una mina a cielo abierto que contamina de múltiples maneras, y no sólo por los precios extraordinarios del oro.

Elvira Lindo, en El País español del día, afirmaba “No sé cuál es el filtro que tienen las opiniones de los lectores, a veces me da la impresión de que ninguno. Sé, eso sí, el filtro que yo tengo cuando escribo, ese filtro se llama educación [………..] escribir un mensaje en digital debiera ser algo importante; en algunos países, incluso la publicación de una carta se puede incluir en el currículo profesional, y es prestigioso para un periódico que las cartas tengan altura.”

Al Estado Dominicano de don Antonio Guzmán le salió bien la compra de la Rosario y la explotación de los óxidos contenidos en ella, porque los precios se dispararon; al país le salió mal porque se siguió trabajando la mina de manera irresponsable.

De todos los que administraron aquello, sólo tenía estatura para hacerlo el Prof. Enrique Vidal y Vidal, el resto nunca debió estar allí y ellos son los responsables directos del desastre ecológico acumulado.

El Estado peledeísta que asume la responsabilidad de concertar la explotación actual con la Barrick, firmando un contrato de rodillas, puede irle bien en términos financieros a pesar del privilegio otorgado de recuperación de inversiones en primer lugar, porque los precios del oro han subido considerablemente en el mercado y porque el ajuste de las referencias de valores monetarios ha de durar un rato, en el cual ese metal es la agarradera.

Para la conservación del ambiente el precio a pagar es uno: la eterna vigilancia.

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