No, mi general

No, mi general

Los fiscales adscritos a destacamentos policiales, salvo aquellas excepciones, que siempre las hay, constituyen un medio para garantizar dos aspectos fundamentales en la fase preliminar de la administración de Justicia.

En primer orden, los representantes del Ministerio Público garantizan el debido respeto de las garantías individuales al momento de ejecutar apremio corporal o cualquier coerción contra individuos sospechosos de haber delinquido.

Por otra parte, son los fiscales los encargados de la debida sustanciación de los expedientes destinados a poner en marcha la acción judicial contra cualquier persona inculpada de delito o crimen.

La asignación de representantes del Ministerio Público en las dotaciones policiales obedeció, y es bueno recordarlo, al hecho de que con mucha frecuencia se cometían atropellos contra ciudadanos. Además, porque es de las pautas en que hace mayor énfasis el Código Procesal Penal, siempre con miras a que la represión del delito no desborde hacia el abuso.

– II –

Estas observaciones son necesarias en momentos en que el jefe de la Policía, mayor general Bernardo Santana Páez, ha expuesto su aspiración de que los fiscales sean retirados de los destacamentos policiales porque, según ha dicho, su presencia en esas dotaciones se justifica en países subdesarrollados.

Sin pretender santificar a los fiscales, entre los cuales, por cierto, ha habido gente que ha denigrado su autoridad y ministerio, hay que reconocer que su presencia en los destacamentos es de gran utilidad y debe mantenerse.

Se reconoce que la Policía Nacional ha mejorado notablemente su imagen, que los abusos contra ciudadanos son excepción y no regla, que hay un sincero esfuerzo por mejorar cada vez más y que hay una mística de profesionalidad en sus actuaciones. Sin embargo, el hecho de que el liderazgo de la investigación corresponde a los fiscales por mandato de ley, y que los policías son sus auxiliares por el mismo mandato, justifica su presencia en las sedes policiales.

– III –

Si se quiere, aspiremos a que sean depurados con mayor rigor los representantes del Ministerio Público asignados a los destacamentos, tanto para evitar que gente no preparada asuma tan delicadas funciones, como para romper, si lo hubiese, algún tipo de contubernio entre éstos y policías para actuar al margen de la ley.

Aspiremos a que la Policía se tecnifique cada vez más, como innegablemente se ha estado haciendo, y que sus hombres y mujeres estén mejor equipados, de manera que puedan desempeñar con mayor provecho su papel coexistiendo en las dotaciones con los representantes del Ministerio Público y complementando el binomio que debe hacer cumplir la ley.

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