A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me fortalece. Filipenses 4: 13.
Es importante conocer cuál es nuestra autoridad en Cristo y qué podemos hacer con ella. No es para cruzarnos de brazos y dejar que el enemigo alcance su propósito y nos destruya, o permitirle que vivamos inseguros y temerosos.
No es así. Dios nos ha equipado con las armas de luz para que contrarrestemos todo mal que ha sido enviado contra nosotros, nuestra casa y nuestros hijos; que nos levantemos con la espada en la mano para hacerle frente sin desmayar. Porque no hemos nacido para vivir bajo los pies de nuestros enemigos, sino para estar por encima de ellos, sabiendo que hemos sido escogidos como guerreros de luz para deshacer toda obra de las tinieblas.
Por eso, es necesario que no nos dejemos intimidar sino que tomemos fuerza por medio de Su palabra revelada, y decidamos mantenernos firmes hasta que todos nuestros enemigos sean vencidos en el nombre de Jesucristo de Nazaret.