No para todos es ¡feliz Navidad!

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No para todos la Navidad es un periodo lleno de ilusión y esperanza -como dicen los eslóganes de los productos típicos de estas fechas- y, para un elevado número de personas, es sinónimo de tristeza por múltiples motivos. Este sentimiento suele agudizarse por el choque que se produce con el llamado «espíritu» que rodea estas fiestas, lo que empeora la situación ante la sensación de estar fuera de lugar de quien lo padece, desarrollando, en ocasiones, síntomas parecidos a los de la depresión. Valga como prueba el dato estadístico que dice que la noche de Nochebuena y Navidad son los días en los que más número de suicidios se producen.

Aunque sin llegar a estos extremos, las fiestas navideñas producen en muchos un estado de ánimo de decaimiento provocado por motivos varios. El más frecuente suele hacer referencia a la ausencia de un ser querido fallecido, cuyo recuerdo puede ser en muchas ocasiones doloroso.

La distancia es otra de las razones que suelen inducir a este sentimiento. Las personas que viven o trabajan lejos de sus hogar en estas fechas y no tienen la posibilidad de regresar pueden desarrollar este trastorno, especialmente cuando han de pasar las fiestas solos, motivo de añoranza y melancolía.

 

Balance negativo

La Navidad es también un periodo relacionado a la finalización del año, un momento en el que se suele hacer balance entre las metas propuestas y las alcanzadas. Cuando este recuento de éxitos y fracasos no es positivo, convirtiéndose en un motivo de depresión.

La idea de felicidad que aparece en los medios de comunicación, la mayoría de las veces no tiene nada que ver con la realidad que viven muchas familias con problemas, ya sean estos de tipo económico, personales, laborales, etc. Según los expertos, tratar de comparar nuestra situación con lo que se vende en los anuncios es una trampa en la que no hay que caer. Cada uno vive la Navidad a su manera, y ninguna es mejor que otra.

 

Consejos para estar mejor

  Rodearse de gente. Especialmente de seres queridos. Pasar las fiestas junto a ellos es una forma que pueda ayudar a sentirse mejor. Sobre todo cuando se echa de menos a alguien que ya no está.

 
Convertir el recuerdo
de los ausentes en algo agradable. Recordar las cosas positivas de quienes ya no están puede ser una buena terapia para hacer estos momentos más llevaderos.

  Cambiar de ambiente. Los recuerdos -ya sean estos malos o buenos- serán más llevaderos cuando se cambia de aires y no se permanece en el lugar en el que se produjeron. Un viaje puede ser una buena solución.

  No beber en exceso. No es una solución válida, en ningún momento. No se debe perder la cordura. Además, el olvido es sólo temporal y no contribuye a solucionar el problema

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