No participaremos en la autodestrucción del PRD

No participaremos en la autodestrucción del PRD

El PRD escribió el pasado martes un nuevo capítulo de su autodestrucción  como la gran organización democrática y progresista del país, tal como la quisieron sus padres fundadores y Peña Gómez.

Para comenzar, se impuso una agenda sin permitir la palabra a varios dirigentes y a mí, que en nombre del Foro Renovador del PRD, quería proponer un Pacto de Gobernabilidad Perredeísta, por lo que opté por retirarme. Lo que siguió fue la continuación del sainete en que ha derivado el proceso interno del Partido.

El Pacto de Gobernabilidad recuerda los esfuerzos exitosos y sacrificios unitarios de Peña Gómez de 1977, 1982, 1985 y 1997  y las rivalidades entre grupos del 1986,1990, 2004 y 2006, que  terminaron con derrotas del Partido.

La propuesta reclama el reconocimiento del liderazgo del presidente Vargas Maldonado, pero que éste asuma la construcción de la unidad partidaria propiciando la concertación de todos los perredeístas, con respeto a los espacios de las demás fuerzas y dirigentes, todos necesarios para el triunfo en las elecciones del 2010 y 2012. Proponemos además que se revisen las boletas cuestionadas de la XXVII Convención por la Comisión Organizadora de la XXVIII, que por su composición goza mayor credibilidad, que se  revisen las decisiones de la Comisión Política contrarias a los Estatutos del Partido y  al Proyecto de la Ley de Partidos Políticos que hemos defendido en el Congreso, particularmente sobre la reserva de candidaturas y su reparto proporcional, la necesidad de concertación con respeto a las mayorías y minorías, y el abandono de la apelación a instancias extrapartidarias que nos debilitan.

Después del incidente, sucedió lo que muchos esperábamos: la expulsión de un dirigente que ya había renunciado, y los alegatos de quienes dicen fueron maltratados en la XXVII Convención, sólo para ratificar las decisiones tomadas y el aumento de las confrontaciones internas.

Después de importantes avances en la unidad partidaria y del descrédito galopante del gobierno y el PLD, fruto de sus desaciertos, abusos e incapacidad, hay ahora un reflujo en el apoyo público que nos puede llevar a fracasar en las elecciones  de 2010, y a una nueva frustración   colectiva.

El resto del libreto es también previsible: otras instancias de impugnación, nuevas decisiones de la Cámara Contenciosa de la JCE que dejan mal parados al Partido y a su dirección.

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