Yo no busco la aprobación de los hombres, sino la aprobación de Dios. No busco quedar bien con los hombres ¡Si yo quisiera quedar bien con los hombres, ya no sería un siervo de Cristo! Gálatas 1: 10
¡Cuántas cosas hacemos o decimos para quedar bien con los demás sin importar si está bien o mal! En esos momentos nuestros principios no cuentan; solamente deseamos complacer al amigo, al cónyuge o al hermano para ser aceptado por ellos. Cuando accedemos a todas estas cosas estamos reflejando que no tenemos identidad, que no nos valoramos y que nuestra estima está muy baja.
La aceptación no debe buscarse en los hombres sino en Dios. Por eso no debemos comprometer nuestra confesión de fe, la cual hicimos delante de Él y de testigos, declarando que Él es nuestro Señor y Salvador, y que nuestra vida es de Él.
Mantengámonos firmes, no queriendo agradar a nadie sino a Dios y siguiendo el ejemplo de Cristo, el cual se mantuvo fiel hasta el final para tener Su corona incorruptible, la cual nadie podía darle, solamente Su Padre que está en los Cielos.