Parar la luz es imposible, porque cuando llega erradica la oscuridad, el mal y el desorden. La luz revela lo oculto, lo que existe. La luz nos desnuda y nos deja vulnerables, nos quita la inclinación hacia el engaño. La luz es el corazón de la transformación, es la fuerza inherente en cada ser humano que permite que ella, la luz, salga de los rincones más oscuros pero preñados de transparencia cristalizada.
En la historia hemos tenido personas cargadas de luces, que hoy nos alumbran aquellos caminos forrados de temores y senderos minados de pensamientos fatalistas. Esos alumbramiento existen con un propósito, que nosotros los que vivimos en este tiempo nos podamos agarrar de la esperanza y de las vivencias transformadoras que ellos ejercieron en su único y preciso momento. También nosotros podemos recrear lo que ellos ya hicieron, estamos llamados a llenar un destino con una metamorfosis que generará alas gigantes que nos harán volar como el cóndor, marcando horizontes sin límites, con una fortaleza inquebrantable y liberando en su vuelo regalos de libertad y orden; o más simple, un vuelo llamado transformación.
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Estos hombres y mujeres con luces nos invitan, nos motivan y nos empujan a una acción que genere un cambio de pensamiento, de accionar y de paradigma. Vemos a un Abraham Lincoln, hombre simple y campesino, fracasó muchas veces en su deseo de transformar, pero un día logró emprender su sueño a través de esa luz que nadie pudo parar. Abraham Lincoln logró realizar una labor social casi utópica, nos referimos a la abolición de la esclavitud. Aquel flacucho, pero lleno de luz, logró fortalecer el gobierno federal y elevó la economía de los Estados Unidos de América. La luz que brotaba de un cuerpo oscuro se liberó y generó un estallido social llamado transformación.
La República Dominicana posee muchas luces e invitamos a identificarlas, mujeres y hombres que creen y profesan que muy pronto tendremos una transformación. Una transformación como la que sucedió en la Unión Soviética con la luz que movía Mijaíl Gorbachov, jefe de Estado de la Unión Soviética. Gorbachov logró reducir los armamentos, trabajó para terminar con la cortina de hierro que separaba a las naciones, cambió el panorama político y mejoró la economía. Su luz fue tan grande que impactó asuntos morales y éticos, como la política que implantó para reducir el uso desenfrenado del alcohol. Además, la gran luz que se manifestó fue la caída del Muro de Berlín, gracias a Mijaíl Gorbachov.
No queremos usar más palabras, no queremos caer en una clase de historia, porque saber historia no genera una transformación en la República Dominicana, lo que generará un cambio radical en las estructuras sociales y prosperidad en cada familia dominicana es abrazar la luz de los actores que trastornaron su entorno, dejando una historia viva y con legado hasta el día de hoy. Debemos abrazar la luz de Nelson Mandela en Sudáfrica, la luz de Lee Kuan Yew en Singapur, la luz de Mahatma Gandhi en la india, la luz de una gran mujer activista como Rosa Parks en los Estados Unidos de América; y no podemos soslayar ni opacar lo que está pasando actualmente, la luz del joven Nayib Bukele de El Salvador.
Hay más, lo sabemos, pero lo importante no es mencionar más nombres, es que dejemos salir la luz que mora en nosotros para generar la chispa de la transformación que necesita la República Dominicana. Ser dominicano no sólo es poseer una cédula; ser patriota no es cerrar la frontera, ser dominicano y patriota es mirar más allá de los partidos convencionales y convertirnos en instrumentos de transformación.