Al margen de las incertidumbres en torno a la efectividad de las vacunas, especialmente por la aparición de mutaciones más agresivas en varios países, su aplicación universal representa la única alternativa para derrotar el virus y retornar a la situación económica previo a la pandemia, sin embargo debemos de ser cuidadosos de no presentarlas como la gran panacea que nos va a permitir salir de la crisis sanitaria y económica en pocos meses.
Este gobierno de Luis Abinader fue previsor y a pocos días de iniciar su mandato se dio el aporte para contratar 10 millones de unidades de la vacuna Oxford-Astrazeneca, en ese momento la que estaba más avanzada, aun así el gobierno contrató otras vacunas; gracias a esas diligencias la pasada semana llegaron 20 mil unidades, de un pedido por 110 mil, de la Civishield(fabricadas en la India con autorización de Astrazeneca), un donativo de 30 mil de la misma vacuna y 768 mil unidades adquiridas de la Sinovac de China, permitiendo el inicio de la vacunación del personal sanitario de primera línea contra en Covid.
Frente al exceso de demanda con una capacidad limitada de fabricación se está produciendo un acaparamiento por parte de las grandes naciones, colocando a países como el nuestro en la posición de recibir las unidades en partidas pequeñas hasta tanto sea abastecido el mercado de los países más ricos.
En estos días hemos escuchado amigos de la comunicación y en las redes sociales expresiones como la siguiente: “si tú no te enfermaste de polio o de viruela fue porque tu mamá te llevo a vacunar sin averiguar quién fabrico esa vacuna”.
Pobre argumento porque esas que mencionan tardaron entre 5 y 10 años los trabajos de investigación, algunas fueron ensayadas en animales y luego en humanos, cuando salieron al mercado estaban probadas su efectividad y tiempo de inmunidad; en el caso de las vacunas contra el Covid fueron aprobadas de emergencia y están aplicándose en fase experimental.
El surgimiento de mutaciones más agresivas, para solo citar un elemento, pone en duda la eficacia de todas las vacunas, por ejemplo ya se determinó que la astrazeneca, con efectividad de 63.09% en las pruebas realizadas, sin embargo en la cepa Sudafricana la efectividad bajó a 22%, todo ello sin mencionar que cuando una vacuna tiene una efectividad de 70%, para citar un número, significa que en promedio de cada cien vacunados, treinta no logran la inmunidad.
De acuerdo a estudios preliminares esas personas, vacunadas que no lograron la inmunidad, si se infectan probablemente no presentaran una gravedad que requiera hospitalización,
pero podría transmitir el virus, también es posible que una persona vacunada e inmune no lo sea a una mutación, se infecte de forma asintomática y pueda transmitir la nueva cepa a otras personas.
Las investigaciones y fabricación de las vacunas contra el Covid se realizaron en tiempo record, por ello hay muchas inquietudes, tanto entre los científicos o el ciudadano común que piensa con cabeza propia, que solo serán respondidas cuando se haya vacunado un buen porcentaje de las naciones con mayor número de contagios y letalidad.
Independiente de la vacunación hay que advertir que no se puede bajar la guardia y que serán necesarios muchos meses con el uso de la mascarilla en lugares públicos, la higiene y cierto grado de distanciamiento físico.