¡No señor, así no, todos conocemos a Luís René!

¡No señor, así no, todos conocemos a Luís René!

Con un inusitado asombro he venido leyendo, escuchando, observando, todos y cada uno de manera objetiva de los argumentos que sobre los disturbios recién acaecidos en Salcedo dejaron saldos trágicos de muertos, heridos, apresados; en fin, del trauma colectivo por el que los munícipes de aquí estamos pasando.

En cada palabra que leo, en cada conversación que escucho, en cada observación que hago, veo la desesperación con que muchos nos referimos a esos dantescos del 12 al 16 de junio en donde la sangre de muchos de nuestros jóvenes corrió por las calles, aceras y contenes, y en donde por más que se diga es un hecho del cual todos como ciudadano tenemos parte de la culpa.

Pero dentro de todo ese maremoto emocional y quejumbroso por el que estamos pasando los salcedeneses, hay uno que sobre sale y es la aviesa acusación que algunos han estado formulando en contra del senador Luís René Canaán Rojas, el hijo de Don Canaán y de mi profesora de 5to. Grado, Doña Nina.

Todos ustedes me conocen, saben perfectamente que cuando asumo la defensa de cualquier ciudadano, llámese como se llame, sea del partido que sea, lo hago con lo que siempre me ha caracterizado, como es la responsabilidad y el coraje con el que emprendo tal acción, pues, siempre he creído que por encima de muchas cosas está el valor de ser uno mismo y corresponde con la verdad aunque esa esté repleta de espinas punzantes, pero al fin y al cabo, es la verdad.

Conozco a Luí René, hijo distinguido de una familia honorable, de una estirpe en donde por sus lazos histórico se ha convertido en una de las estirpes más emblemática de toda la provincia Hermanas Mirabal; confieso que no hay uno solo de sus amigos que no haya tenido alguna que otra diferencia, o se haya sentido incómodo con él, pero al fin de cuenta, su amplia y redonda sonrisa, su franqueza de hombre-niño y sobre todo la nobleza de ese gigante corazón, al final terminan convenciéndonos de su buena voluntad.

No me imagino como lo expresé durante aquellos temibles días antes de las elecciones, con la doctora Barba, Juan Eligio, Andrés Pichardo o Vinicio, en una mesa dirigiendo un comando de sicarios en contra de ciudadanos de Salcedo, como tampoco ahora me imagino a “Luicho”, como le llamo, encubriendo un hecho que toda la sociedad reclama y del que tratan algunos de endilgarle algún tipo de responsabilidad.

Sé perfectamente que muchos demonios se desatarán en mi contra cuando lean estas palabras, pero RAFAEL SANTOS NO SABES HACER OTRA COSA QUE NO SEA HACERLE HONOR A LA AMISTAD SEA CON QUIEN SEA, todos ustedes saben que en ocasiones me la he sabido jugar contra intereses que han tratado de dañar a amigos y esta no es la excepción.

Entiendo que con el presente caso, en donde se trata de manera,  si se quiere hasta injustificada, de echarle parte de la responsabilidad de la muerte del amigo Héctor Medina, ocurrida la noche del sábado 12 de mayo, en un confuso incidente en donde las autoridades tendrán que darle una clara respuesta a la población salcedense, a nuestro Senador Luís René Canaán Rojas, se está cometiendo una injusticia.

Reitero, todos conocemos al Luís René, amigo, solidario, que he visto con sus ojos llorosos y grande derramar lágrimas por las penas de otros,  a ese, el cual ha venido trillando un camino al servicio de los más nobles intereses de este pueblo, en donde todos hemos sido testigo de la gran cantidad de ciudadanos pobres que a diario colman las puertas de su casa en la búsqueda del pan de cada día, de una receta, en fin de ese algo que él les proporciona a ese que busca de su ayuda y que hoy por asunto que no logro entender se le trata de involucrar en un hecho del que más temprano que tarde se sabrá la VERDAD.

 

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