No siempre lo que bien comienza, bien termina

No siempre lo que bien comienza, bien termina

Ya que damos comienzo a un nuevo año, hablemos de los inicios de esta democracia.  Todo comenzó con Bosch. El hecho histórico brota del grupo de corajudos que arriesgando vidas y haciendas, emulando a los Héroes del 14 de Junio,  creyó que eliminada la figura del Generalísimo Trujillo, llegaba a su fin la era del terror, los crímenes y abusos,  y renacería en la República “un nido de constructiva paz”, de libertades públicas, de bonanzas y bienestar para todos. Bosch creía  en todo eso.

Era   ferviente defensor de esa ilusión.  Con su llegada al país, después  años de exilio,  su prédica constante, dejó profundas huellas en el pueblo ingenuo, al que le enseñó distinguir las diferentes  clases sociales, su condición y orígenes,  el lugar de los hijos de machepa y los tutumpotes. Valores éticos y  culturales: “Vergüenza contra  dinero.” La posibilidad de convivir en paz y armonía,  luego del borrón y cuenta nueva.

Prendió su sueño seductor, acompañado de su ejemplo,  y el mundo fue testigo de las primeras elecciones libres, democráticas y  transparentes y de un gobierno austero, respetuoso de las libertades públicas y enemigo del crimen y la corrupción, luego  de 31 años de cruel dictadura. Pero  poco dura la dicha en casa del pobre. El cruento Golpe de Estado, siete meses después, orquestado y ejecutado por la clase dominante, una oligárquica rabiosamente reaccionaria, la cúpula militar y sus aliados de la Casa Blanca, le sirvió de epitafio a la democracia. La  reacción popular unida a militares constitucionalistas orgullosos de su uniforme, se resiste contra esa infamia.  Pugnan  por la vuelta a la constitucionalidad con Bosch a la cabeza.

Sueño irrealizable: 42 mil marines, desembarcan provistos de gran poder destructivo, en complicidad con la OEA, (FIP) y malos dominicanos que sepultan esa nueva esperanza.

El principio de no intervención fracasa e impone un gobierno provisional, lacayo y servil, de Héctor García Godoy, que  serviría a los peores intereses y al  retorno del Dr. Joaquín Balaguer eternizado por  12 años de crímenes, represión  y silencios.  Bosch, conciente del Destino Manifiesto, lo ve venir como ve  caer, impávido, al Coronel de Abril, de Caracoles, para  fundar su nuevo partido de luces y sombras, ultrajada su estrella amarilla por la sombría alianza que ayuda levantar sin asombro el brazo de la opresión  junto al bizarro brazo mortecino, ya sin fuerza para detener  la corruptela de los renegados.

Una Nueva Constitución es el festín proclamado por su ideólogo como una verdadera revolución democrática,  sostenedora de un Estado Social de Derecho,  ilegal e ilegítima por su origen incestuoso, que enajena al Constituyente su poder soberano para concentrar en manos del líder insustituible poderes absolutos que niegan la esencia de  toda democracia.

Manipulador tenebroso,  catapulta las Altas Cortes como símbolo de independencia política, de institucionalidad democrática, de libertades, de  virtudes  que  gusta saborear y exhibir en playas extranjeras, aupado por un Congreso untoso divorciado de sus atribuciones y paniaguados  que en vano pretenden  ocultar  la  podredumbre existente, coronada por la  impunidad más absoluta.

Olores putrefactos  de una democracia  que  desplaza de su nicho al Profesor, devuelto al ostracismo de la verdad y la justicia. Retorno de la caverna, alejada del puerto de origen.

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