La estrategia debe conducir a la transición del uso de combustibles fósiles a energía limpia, desincentivando a aquellos e incentivando a esta
Sería mucho pedir que las ciudades dominicanas compitan con la isla de Hydra en la carrera contra el cambio climático.
En Hydra, perteneciente a Grecia, los lugareños han optado por un estilo de vida que se diferencia del de las demás urbes: los automóviles están prohibidos y la movilidad se realiza a pie, en burros, mulas o carruajes tirados por caballos. Es una meta no solo imposible de alcanzar por las ciudades nuestras, sino que también sería inalcanzable hasta en sueño.
Pero dado que el transporte es clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y combatir el cambio climático, fenómeno ante el cual la República Dominicana es uno de los países de mayor vulnerabilidad, nuestras ciudades sí deben exigirse hacer algo más de lo hecho hasta ahora para transformar el estilo de vida alrededor del sector transporte, a fin de que este sector contamine menos.
Se ha estimado que los vehículos que circulan emiten 229 gramos de CO2 por kilómetro, más alto que el promedio de América Latina y el Caribe (de 80 gramos) y mucho más elevado que el promedio de los países desarrollados (de 150 gramos).
A esta situación contribuyen varios factores, entre ellos están el predominio de vehículos que utilizan combustibles fósiles, antigüedad de una proporción significativa del parque automotriz, embotellamiento de la red vial, baja proporción de transporte masivo y deficiencias en la planificación urbana.
Y para un pequeño país como el nuestro, que tiene un sector transporte que genera mucha contaminación y que está entre los más vulnerables del mundo ante el cambio climático, la solución debe ser más abarcadora e integral. Si el problema no se enfrenta de esta manera las consecuencias serían nefastas para el país, tanto en pérdidas de vida a causa de los fenómenos extremos que genera el cambio climático como por su impacto económico.
La Cepal estima que países como República Dominicana, Guatemala, Santa Lucía, Honduras, El Salvador y Barbados “pueden tener entre un 9% y 12% más bajo del PIB como consecuencia del cambio climático para la década del 2050”.
La estrategia debe conducir a una transición del uso de combustibles fósiles al uso de energía baja en carbono.
Esto se puede logar con políticas fiscales que incentiven el uso de transporte que consuma energía limpia y desincentiven el uso de combustibles fósiles.
También se deben aplicar medidas para sacar de circulación los vehículos obsoletos y evitar la entrada de otros con su vida útil reducida a la nada.
También se deben continuar política de canalizar mayores inversiones orientadas a lograr que mayor porcentaje de la población se desplace a través del transporte rápido masivo, contrario a lo que ocurre: que el transporte motorizado particular e individual van en aumento. Hasta marzo de este año el país tenía en circulación 5,896,479 vehículos, de los cuales, de los cuales 3,332,418 son motocicletas y un millón,101,756 vehículos privados.
La política orientada a un urbanismo amigable con el medio ambiente también debe jugar su papel. Se debe regular el crecimiento de las ciudades y obligar a un desarrollo urbano que promueva el uso integrado de transporte público.
Se trata de un esfuerzo grande el que hay que hacer, pero su costo es menor, para el país y para el planeta, que el no hacerlo.