No sólo con palabras se habla

<P>No sólo con palabras se habla</P>

Un grupo de veteranos periodistas ha opinado recientemente que el Presidente Fernández debe hablar con mayor frecuencia con la prensa local. Es, a mi juicio, una paradoja que algunos de esos mismos colegas han expresado que Fernández posee un alegado control casi absoluto de la opinión pública. ¡Tremenda proeza para un mudo! Es verdad que el Presidente no es pródigo respondiendo preguntas de periodistas dominicanos. Esta característica pretende señalarse como una tara o defecto. La prudencia de Fernández al tratar los asuntos políticos y de Estado debe tener algo bueno, porque a diferencia de quienes utilizan un estilo diferente, el Presidente es más exitoso que sus adversarios.

Entre quienes se quejan de la parquedad presidencial hay algunos que solicitaron un poco de silencio del entonces Presidente Mejía, quien no desperdiciaba oportunidad para expresar sus opiniones. Ahora, aprendida la lección de cuán improductivas son la glosolalia y las hemorragias verbales, don Hipólito quiere otra Presidencia, pero habla menos, lo hace comedidamente y, preservando su esencia chispeante, evita las vulgaridades y las palabrotas. ¡Bien por él! La existencia de un vigoroso grupo de periodistas que cuestiona, critica, sugiere, propone y discute los temas nacionales es el mejor mentís al alegado control mediático que se atribuye a Fernández.

Diariamente la prensa dominicana inocula la democracia con una dosis apreciable de disensión, por no mencionar excesos tolerados pese a su ilegalidad.  Pese a todo lo anterior, sí creo que al país y al propio Presidente les convendría que él se muestre menos distante y frío. Aparte de establecer la sana costumbre de dar conferencias de prensa con regularidad, sea semanal o mensualmente, también ganaría el país si diera entrevistas exclusivas a varios de sus críticos consuetudinarios, si es que ellos aceptan conversar con el blanco de sus pertinaces pellizcos periodísticos.  Pero aunque mejore el ambiente de opinión pública, lo importante no es sólo lo comunicativo o comunicacional, sino la esencia del ejercicio gubernativo.

¿Mejorará la seguridad pública? ¿Cesará el endeudamiento para apoyo presupuestario del gasto corriente? ¿Aumentará la inversión en educación? ¿Se enfrentará con hechos, no sólo palabras, el problema eléctrico? Lo que diga cualquiera, aún sea Presidente, sobre los problemas nacionales, nunca pesará tanto como los hechos mismos. Las percepciones son ilusiones que pueden evaporarse como la niebla; las realidades quedan y pesan como la ropa enchumbada tras un aguacero….

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