Son (del verbo ser) y son (ritmo musical) se funden en la clásica producción Son de la Loma del Trío Matamoros, y la casualidad hizo que la escuchara unas horas antes de recibir un correo electrónico, con un extracto del boletín del mes de mayo pasado de la cooperativa de la Falconbridge (Coofalcondo), tratando de explicar por qué la explotación de la Loma Miranda no será dañina para nuestro país.
Habitualmente los conflictos de intereses surgen donde hay dinero involucrado. Cuando, por cualquier circunstancia, artificial o natural, un pedazo de tierra o una loma adquiere valor presente o futuro, aparecen hijos, padres y padrinos del área y, paradójicamente, la mayoría de los interesados no pertenecen a la loma, pero, como dice el clásico son cubano, cantan en llano porque sus garras las quieren poner en el patrimonio nacional usando artimañas modernas.
Es probable que los que luchan a favor o en contra de la explotación de la Loma Miranda, no sean de la loma, pero algunos de los que quieren explotarla viven robando (no cantando) en el llano.
La controversia sobre la Loma Miranda debe servir para que el gobierno dominicano inicie el patriótico proceso de favorecer la explotación de nuestros recursos naturales en el marco de un estricto apego a la soberanía nacional, sin plazos (40-50 años) y cláusulas encadenantes a irrisorios beneficios, obteniendo el mayor provecho económico y social posible, mediante contratos que luego no avergüencen a la nación, como ocurrió con la Barrick Gold.
La Loma Miranda es dominicana; quien debe cantar en llano es el gobierno, firmando lo que realmente convenga al país.