De manera recurrente, en la sociedad dominicana, se comete el error de que cuando por fin se decide enfrentar un problema, los esfuerzos se centran en los efectos y no en las causas.
Algo similar estoy observando con los feminicidios. Si bien es cierto que hay que valorar como positivo algún nivel de reacción de las autoridades, por ejemplo la Procuraduría anunció que mañana presentará un plan, no es menos cierto que las acciones y enfoques deben ser, no sobre los feminicidios, que ya es la violencia física consumada, sino sobre las causas.
Esto implica atacar el machismo y trabajar la cultura y educación, de lo contrario, nueva vez estaríamos atacando los efectos y no las causas, lo que podría prolongar el problema y su incidencia.
Y es que no podemos pasarnos la vida entera criando un niño que en su familia, escuela, trabajo y comunidad está expuesto a mensajes machistas, para cuando sea adulto y esté en una relación decirle entonces que debe respetar a las mujeres. ¡No! Me temo que sería muy difícil y, en algunos casos, muy tarde.
Tampoco podemos, por un lado permitir publicidad donde se vende a las mujeres como objetos, cosas que se pueden poseer y comprar, sin voluntad propia, y luego querer combatir y resolver con una ley la violencia física, anidada por décadas por violencia psicológica y cultural.
Menos podemos promover desde las aulas una visión segregacionista y de roles estereotipados y luego que el Ministerio Público persiga, porque estamos sembrando esos patrones culturales machistas en las niñas, en los niños, en los jóvenes, que son las futuras generaciones.
Por eso, insisto hay que trabajar desde ya elementos culturales y educativos. No podemos esperar que los feminicidios estén consumados para alarmarnos como sociedad. Hay que trabajar de manera preventiva. Trabajar la violencia en el noviazgo. Trabajar con hombres, como está haciendo ahora el Ministerio de la Mujer, porque como dice la cubana Dixie Trinquete: “Las mujeres están buscando un hombre del siglo XXI y los hombres mujeres del siglo XV”.
En ese sentido, yo apostaría crear nuevas masculinidades. El machismo es una enfermedad y mata. Y a la creación de más centros de Intervención Conductual para Hombres Agresores, como el de la Fiscalía del Distrito Nacional que dirige el psicólogo Luis Vergés que desde su fundación ha atendido a más de 17 mil hombres violentos y ninguno ha llegado a asesinar a una mujer.
Y, por supuesto, a la voluntad política e integralidad del Estado, contemplada en la Ley de Prevención, Erradicación y Sanción a la Violencia de Género (no promulgada aún), donde queda estipulado que este tema no es de ministerios específicos, sino de todo el Estado, de toda la sociedad.