No son piropos, es acoso sexual callejero

No son piropos, es acoso sexual callejero

Millizen Uribe

En este país hay temas, que afectan a la ciudadanía en su día a día, pero que quedan invisibilizados en una opinión pública, extremadamente concentrada en temas políticos- electorales. Uno de ellos es el de los mal llamados piropos, una práctica vista como inofensiva, que presupone la intencionalidad de halagar a las mujeres, pero que al analizarla desde la perspectiva de género, se halla la reedición de prácticas micromachistas (machismos sutiles) y de acoso.
No. No es exageración, y es bueno que quienes me estén leyendo y así lo piensen, consideren que «piropear» coloca al hombre (desconocido, extraño) en una situación de superioridad frente a la mujer, donde, sin la petición o consentimiento de ésta, valida o no, su cuerpo y su aspecto, partiendo de una licencia social y cultural que no tienen ellas.
Además, lo ubica cómodo, en el espacio público que históricamente le ha pertenecido (mientras la mujer ha sido relegada al privado), visualizándola como objeto sexual y a su cuerpo para ese disfrute de los otros, que muy bien explica la antropóloga mexicana Marcela Lagarde.
Estoy consciente del gran peso cultural y de normalización que hay en esta práctica, tanto así que hay quienes la justifican diciendo: «a las mujeres les gusta que le digan sus cositas». Pero hay testimonios de féminas, y siempre es importante escuchar las voces de las mujeres, que dicen sentirse incómodas ante comentarios, besos, gestos y silbidos de desconocidos en las calles.
A esto se suman los testimonios de mujeres que sienten miedo, que cambian la ruta y el vestuario, con tal de no ser acosadas, algo grave porque implica vulneración de derechos como el libre tránsito por las calles.
Es por eso que he visto con mucha agrado que ONU Mujeres, la Alcaldía del Distrito Nacional, el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA, por sus siglas en inglés),Oxfam, el Instituto de Género y Familia de la UASD, el NAM, CONAMUCA) y el Centro de Estudios de Género de Intec (CEG) estén aprovechando la “Semana Mundial contra el Acoso Callejero” para desarrollar actividades y llamar la atención a la sociedad dominicana contra el acoso a las mujeres en los espacios públicos.
Me parece sumamente pertinente abordar este tema como uno de los eslabones que concatenan violencias y violaciones de derechos hacia las mujeres. Y es que, yo insisto, uno de los problemas de los feminicidios es que autoridades, vecinos, familias…reaccionan cuando es muy tarde, cuando ya la violencia ha llegado a su última expresión. Por eso, atacar el caldo de cultivo, es una forma de trabajar y apostar a que tengamos ciudades seguras y que República Dominicana abandone el quinto lugar entre los países de América Latina y el Caribe con mayores casos de feminicidios.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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