No subestimar

No subestimar

POR DANILO CRUZ PICHARDO
En los últimos días he visto y leído múltiples opiniones emitidas por intelectuales dominicanos (sobre todo sociólogos y politólogos) estableciendo el futuro de los partidos u de algunos miembros de nuestra clase política. Tratándose de personalidades destacadas en sus respectivas áreas científicas, de exquisita formación cultural, sus juicios siempre son dignos de tomar en cuenta.

Además la elegancia al hablar (buena dicción, adecuada coordinación de las ideas y citas de pensamientos de grandes maestros) induce al hallazgo de auditorio y a la persuasión.

Los criterios de estos intelectuales constituyen sentencias y suelen usarse como datos irrefutables en las tertulias políticas. Sin embargo, la experiencia indica que no es tan simple formular vaticinios a largo plazo en torno a nuestra entidades políticas y a los líderes locales, porque las circunstancias evolucionan de forma constante y la correlación de fuerzas políticas varía.

En la República Dominicana, particularmente, cada proceso eleccionario resulta diferente al anterior, por lo que ningún analista puede proyectar el futuro necesariamente basándose en estadísticas de contiendas electorales anteriores, sin valorar que los acontecimientos no son los mismos y que las experiencias no se repiten.

En los triunfos electorales de Don Antonio Guzmán en 1978 y Salvador Jorge Blanco en 1982 se produjo un motivo común, que fue el anti-balaguerismo, pero adicionalmente hubo otras causas muy diferentes relacionadas a los perfiles de los candidatos y a las circunstancias propias de cada caso.

Conocí al doctor Leonel Fernández en el año 1979 siendo profesor de Sociología de la Comunicación en la UASD. Era un joven brillante, pero nunca me imaginé (ni nadie en ese entonces) que llegaría a ser presidente de la República. El 16 de mayo de 1994 el doctor Fernández fue el compañero de boleta del profesor Juan Bosch y posiblemente por la baja votación abtenida (un 13 por ciento) a ningún visionario se le  ocurrió decir que dos años después, es decir, en los comicios de 1996 alcanzaría la jefatura del Estado, venciendo a un líder de dimensión nacional e internacional, como era el doctor Peña Gómez. !Quien lo iba a creer!

Con relación al futuro del Partido Reformista Social Cristiano de vienen formulando hipótesis muy fatalistas. El PRSC está como estos pacientes cuyo diagnósticos es reservado (en una situación difícil) y no se vislumbra por el momento una evolución favorable, pero no se puede decir que definitivamente esa entidad política está liquidada, porque seria exponerse al error.

En el año 1961 a Joaquín Balaguer le decían «muñequito de papel». Y no fueron pocos quienes se atrevieron a anunciar la liquidación política de un hombre que posteriormente gobernó durante 22 años (¡y a su antojo!). En el año 1978, con motivo de su derrota electoral, hubo muchos políticos que dijeron que ese viejo no volvía nunca más y después fue que dio «agua a beber» a sus adversarios y a sus propios correligionarios, hasta el día de su muerte, julio del año 2002. ¿Qué le parece?

Definitivamente no se puede subestimar a nadie ni descartar a organizaciones y figuras políticas de forma alegre, porque es que casi siempre se hace en base a datos y circunstancias presentes, cuando la experiencia se hace en base a datos y circunstancias presentes, cuando la experiencia se ha encargado de demostrar que se trata de situaciones que, en muchos casos, podrían ser momentáneas o pasajeras.

Aquí se cometió el error en el año 2000, en los litorales del PPH, de subestimar a Leonel Fernández y calificarlo como un hombre sin futuro y sólo bastó 30 meses de gobierno de Hipólito Mejía para que el PLD aparezca encabezando encuestas de opinión. El resto no hay que narrarlo, porque acabamos de presenciar una de las derrotas más humillante en toda la historia política dominicana.

Con los ejemplos que expongo más arriba pretendo demostrar que no todo lo que se ha dicho en los últimos días, sobre los partidos y los líderes políticos, se corresponde a la verdad. Por preparada que sea una persona, desde el punto de vista intelectual, no dispone de una bola de cristal que le permita ver a distancia (más allá de la curva) lo que ocurriría en el futuro en el escenario político nacional.

Entiendo que son personalidades que hablan bonito, con grados académicos, con estudios fuera del país, pero a veces no tienen la menor idea sobre cómo se gana una convención, cómo se «arma un muñeco», entiéndase como se monta y se proyecta una candidatura presidencial, en un país, como el nuestro, donde cualquier mierda (perdonen el término) envuelta en papel de regalo y bien respaldada económicamente puede alcanzar la primera magistratura de la nación.

En América Latina se han proyectado muchos payasos, considerando los altos más jóvenes y haciendo una efectiva propaganda televisiva. Gestos, colores y música constituyeron elementos significativos en la estrategia de marketing de individuos que posteriormente sus respectivos pueblos descubrieron que se trataban de verdaderos «carajos».

Las elecciones del 2008 están muy lejos y cualquier análisis en esa dirección estaría basado en la especulación. Predecir el futuro político a tan largo plazo no tiene sentido y lo aconsejable sería esperar. La experiencia lo que indica es que la gente sigue a los partidos tradicionales y que la cantidad de dinero a invertir es grande.

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