No videntes tienen 60 días en vigilia; solicitan a Gobierno fijar en ley la ayuda que da a Cecapci

No videntes tienen 60 días en vigilia; solicitan a Gobierno fijar en ley la ayuda que da a Cecapci

Un grupo de no videntes tienen 60 días hoy apostados frente al Palacio Nacional, a la espera de que el presidente Danilo Medina, ordene que la ayuda de RD$117,500 mensuales que recibe el Centro de Capacidad para Ciegos (Cecapci) desde el año pasado sea establecida como partida fija en el Presupuesto General de la Nación.
Exigen que una ley ampare los fondos que les llega, del que dependen 50 familias no videntes en la ciudad de Santiago. Aclaran que no están pidiendo más dinero.

Es el único pedimento que tienen desde las 6:30 de la mañana del pasado 5 de octubre, cuando arribaron al Parque Benito Juárez, en la puerta oeste de la Casa de Gobierno, y a estas alturas, piden que su justa demanda no se confunda con aspectos políticos.

No ven la lluvia ni el sol. La mayoría nació sin visión, a otros se les fue apagando la capacidad de mirar. Estos días de vericuetos, difíciles, a la intemperie, expuestos a mojarse en la llovizna, quemarse bajo el sol y ver caer la noche, los ha unido más desde que tuvieron la iniciativa de salir de la ciudad de Santiago a buscar clemencia en los funcionarios del Gobierno.

Es un acto similar al 2014, cuando consiguieron que el ministro Administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, les asignara la ayuda y les liquidó la deuda de RD$90 mil que habían acumulado. El centro opera desde el 2008, con rifas y otras actividades de recaudación.

Estos no videntes tienen orgullo. Conocen sus derechos, algunos son profesionales, con empleos y han convertido sus debilidades en fortaleza.

Capacitan y socorren a los más desventurados, por eso, se resisten a vivir como el miserable personaje novelesco, del Lazarillo de Tomes, inseguros y privados de los servicios de salud, educación, alimentos y un empleo.

Este momento lo entienden como un esbozo irónico y despiadado de la sociedad dominicana, que los discrimina.

La presidenta de Cecapci, Ana García, es no vidente. Eso no fue obstáculo para convertirse en psicóloga, egresada de la Pontificia Universidad Católica, Madre y Maestra (Pucmm) y profesora del idioma francés en el centro que dirige.

Labora también un hospital de Santiago. Esta mujer de 36 años, casada y madre de dos hijas, afirma que los 15 primeros ciegos que llegaron al Palacio Nacional reclaman que se les asegure los RD$117,500 que les otorgan para las 60 personas que capacitan en el centro.

Incidente. García narró que el pasado lunes, el mayor Pérez Encarnación y seis agentes de la Policía intentaron desalojarlos. En la acción les derribaron la lona y una no vidente se asfixiaba.

El mayor fue trasladado de su puesto, por lo que afirma que ahora amenaza con hacerles daño y evitar que el Gobierno los escuche.

De los ocho no videntes que estaban en la jornada de ayer, cuatro lavaban sus ropas en casa de un buen samaritano que también es no vidente y que les prestó un espacio para descansar y el aseo personal.

Dicen que no se mueven del perímetro del Palacio Nacional hasta que tengan una respuesta del Gobierno.

“Estamos pidiendo la reinserción en el Presupuesto Nacional y de no ser posible, porque el Presupuesto se haya aprobado, que los fondos que estamos recibiendo, que son los especiales, sea a través del Ministerio de Educación, porque nosotros somos un centro educativo, reconocidos por ellos”.

García presenta una tercera opción, de que la Presidencia de la República, que es la institución que les da la ayuda a través de los fondos especiales, les entregue una certificación garantizándoles que esos fondos no les van a ser retirados. El temor de estos no videntes es porque no tienen una constancia que les garantice la continuación de la ayuda más allá de agosto del 2016, pese a que les dijeron que es por tiempo indefinido.

Al entorno de los videntes solo se acercó el viceministro Administrativo de la Presidencia, Alexis Lantigua. Se llevó copia de los documentos del presupuesto que depositaron y les aseguró que iba a tocar puertas. Todo quedó ahí.

Destino de la ayuda. Los RD$117,500 que ingresan a Cecapci al mes, equivalentes a RD$1,410,000 al año, se invierten en gastos administrativos: pagos de agua, energía, teléfono, material de oficina, transporte y almuerzo para los estudiantes; compra de medicamentos para los enfermos y envejecientes con enfermedades como la presión arterial, el corazón y otros males que sus seguros no cubren. El dinero llega con retraso, de días, semanas y meses, pero llega, expresan.

Cecapci está ubicado en la calle General Luperón, número 39, esquina Vicente Estrella, sector Pepines de Santiago. El entrenamiento para no videntes empieza con clases de lectura en sistema braille, informática en programa hablado, idiomas y manualidades, con el objetivo de dotarlos del conocimiento que les permita insertarse en el complejo mercado laboral.

 
Aliana Toribio
Es secretaria de hospital Arturo Grullón en Santiago. Le fue difícil porque la encargada entendía que no podría desempeñarlo. Con 26 años, labora a las 7:30 de la mañana. Es maestra de manualidades en Cecapci. No ha conseguido entrar a la universidad por unas de las carreras que ama: comunicación social o derecho, debido a que su salario no le alcanza para pagar los créditos. Reclama al Gobierno fijar en una ley el presupuesto de Cecapci. Quisiera cambiar la discriminación hacia los ciegos. En tanto, Daniel Toribio, de 61 años, quedó ciego hace 15 años, y Ricardo Silfredo, de 64 años, fue perdiendo la vista desde los 52. Ambos son asistidos en Cecapci.

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